Estábamos
esperando la hora para ingresar a la sala en el hall de un cine, entre muchas
personas, cuando de pronto, se suscitó una escena violenta entre dos jóvenes no
tan jóvenes, que estuvieron a punto de irse a las manos. Pero intervino un tercero, los separó diciendo
más o menos vamos muchachos, no y que dejarse llevar por los nervios, vamos a
“racionalizar”. Su intervención, en
realidad, paró la pelea en ciernes, que se fue diluyendo en una discusión baladí,
en la cual, por lo visto, los tres ya estaban "racionalizando”. A nuestro
entender, la llamada a la “racionalización” fue inteligente y oportuna, y lo
que creemos que el mediador quiso significar con el verbo “racionalizar” es
poner el problema en su justo lugar, analizarlo conversarlo como personas civilizadas.
Y logró un buen resultado. Esto, nos lleva a la necesidad de “racionalizar”
muchas cosas del acontecer diario, y a la cuantificación de cuantas peleas de
toda índole, enojos, rompimientos y palabras hirientes irreversibles pueden ser
evitados a poco que las partes en disputa dejaran de lado la ira, el capricho,
orgullo o amor propio, y se pusieran a “racionalizar”, porque, en realidad es
muy frecuente que sean pequeños los efectos que producen grandes causas, y hasta
grandes ojos en competa. En ese sentido, recordamos la vez que fuimos a visitar
a un amigo que nos citó en su casa a una hora dada, allí estuvimos puntalmente
pero el hombre no había llegado. La señora, muy gentil, nos invitó a pasar a la
sala a esperarlo, llevó su amabilidad a un whisky que aceptamos Cuando el marido, pidió disculpas
y preguntó que tomábamos y le dijimos que un trago. El a su vez preguntó a la
señora de qué botella había servido, y allí empezó la discusión, por que el
whisky era “etiqueta roja", lo que el hombre considero un insulto para su
amigo (yo) que merecía una “etiqueta negra”, por lo menos. Sobre la base de
semejante tontería se produjo una fenomenal discusión conyugal en la cual se
deslizaban frases de “cómo yo voy a saber lo que chupan tus amigotes?"
y otras cosas tan molestas... que me levanté y me fui silenciosamente, dejando en germen una pelea que no hubiera ocurrido si
se "racionalizaba” desde el principio, me preguntaban a mi y yo confesara que “racionalizadamente” para mí es igual negra o roja, porque no soy
bebedor y no sé distinguir entre un Ari y Chìvas Regal.
Mario
Halley Mora - MHM