Volvieron los mensajeros e
informaron al Rey que el hombre feliz no tenía camisa. Entonces el Rey firmo un
Decreto prohibiendo a todos los hombres del reino que usaran camisa. Pero en vez
de una epidemia de felicidad hubo otra de pulmonía. Furioso, el Rey hizo
ahorcar a los mensajeros por mentirosos.
Mario Halley Mora – MHM
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