"Recuerdos
recurrentes", los llamó alguna vez alguien con ínfulas de sicólogo. Se
trata de esos recuerdos de cosas sucedidas hace muchísimo tiempo, en la
infancia quizás, y que periódicamente vuelven a la memoria, tal vez por la
fuerte impresión que haya causado el incidente recordado. Nuestra
"historia anodina” de hoy domingo, se basa justamente en un “recuerdo
recurrente” nuestro. Era el tiempo de la infancia. Estábamos en el Salesianito un
domingo de mañana. Un pájaro, no sabemos por qué, fue a estrellarse contra los
vidrios de las altas ventanales de la Iglesia, y cayó al suelo, atontado. Y
allí estaba aquel muchachito, de quien solo recordamos el apellido: Aguilera,
que capturó al ave. y tranquilamente, como quien destornilla el tapón de una medicina,
le torció el pescuezo hasta matarlo. Tal es nuestro “recuerdo recurrente" que
de vez en cuando vuelve a la memoria, con todos los detalles inusitadamente
claros. La “historia anodina” hubiera terminado aquí, si durante la semana
pasada no hubiéramos recibido la visita de una señora de edad, pobremente
vestida, que traía para nosotros una carta. La carta comentaba: “a lo mejor no me
recuerdas pero fuimos amigos cuando mita-i
yo vivía a la vuelta de tu casa. . . ”. Era de aquel Aguilera, protagonista
de mis “recuerdos recurrentes". La mujer era su esposa, y la carta,
pidiendo ayuda para su señora y su hija
. . .había sido escrita en la cárcel, donde Aguilera había ido a parar.
Pregunte a la señora por cuantos años. y respondió que por 9 años. La causa: homicidio.
Mato a puñaladas a un semejante. Dimos a aquella mujer la ayuda que podíamos darle,
y ella se fué . . . . dejándonos el
argumento para la historia anodina de esta semana. El argumento, y desde luego.
el protagonista que alguna vez fue niño. y nació despreciando la vida, o tal
vez le enseñaron a despreciarla, no sé, pero aquel lejano, cruel, inhumano gesto
de un niño que porque si asesina a un pájaro
era como la rúbrica de una predestinación a la desgracia y a la muerte. No nos gusta moralizar, pero ahora, Aguilera
está en la cárcel, pagando la culpa de haber matado a un hombre, culpa ésta, que
tal vez tenga sus lejanas raíces en la otra culpa de un niño capaz de estrangular un pájaro.
Lo que nos trae a la pregunta sobre el
papel que juega los, acontecimientos de nuestra infancia, en el condicionamiento
de nuestro destino, pregunta que nosotros no nos atrevemos a responder, y se la
formulamos a los que saben.
Mario
Halley Mora - MHM
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