Domingo, día de contar una
historia, y vamos a quitarle lo de "anodina" porque muchos lectores
nos dijeron de que historias al parecer sin relieve, son mas importantes de lo
que parecen. Como por ejemplo el que nos cuenta un excombatiente de la guerra
del Chaco, en cuya unidad revistaba un cabo valiente y de gran iniciativa, de
quien sólo recuerda el apellido, Olmedo, y que participó en una escaramuza
contra los bolivianos cuando estaba de patrulla, y nunca regresó. No le dieron
por prisionero, sino por muerto, porque sus compañeros sobrevivientes
informaron que lo habían visto caer, herido en la cabeza. Tiempo después de
terminar la guerra, y ya después de que se hicieran los intercambios de
prisioneros, sin que tampoco apareciera Olmedo, nuestro informante recibió la
visita de la madre del cabo, diciéndole que estaba segura que su hijo vivía, y
que la ayudara a hacer las gestiones del caso, para encontrarlo en Bolivia. El
ex-jefe le replicó que él estaba seguro de que Olmedo había muerto, porque en
el intercambio de listas de prisioneros, nunca figuró Olmedo. Sin embargo, la
madre, madre al fin, no perdía las esperanzas y enfatizó que ella
"soñaba" con su hijo, y "sabía" que estaba vivo. Dos años
después - nos sigue contando - él se encontraba en la cancha del Club Olimpia,
mirando un partido, cuando en el descanso se le acercó un ciudadano y le
saludó: "Mba'eicha pa mi Mayor". Lo miró, era Olmedo, que le contó su
historia. Efectivamente, le habían herido muy malamente en la cabeza, y cayó
prisionero. Inconsciente, fue llevado a un hospital de campaña, y luego, a un
hospital de Cochabamba. Decía que "fue operado", pero no recordaba
nada, ni siquiera su nombre, aunque en lo demás, todo era normal. Como era,
vivo e inteligente, se quedó como enfermero en el Hospital, y cuando terminó la
guerra, se quedó en Bolivia, porque aunque sabia que su país era el Paraguay,
no tenía noción de su identidad, ni de su casa, ni de su familia, y en Bolivia
tenia amigos . . y termino como chofer del mismo medico que lo había operado.La
memoria le volvió de a poco. Poco a poco, su nombre, su rancho, el rostro de su
madre, fueron saliendo de las profundidades . . . hasta que se aclaro todo.Su
patron le ayudo con dinero, y volvió. Terminada su historia, su ex-jefe le
preguntó como había reaccionado su madre ante su aparición, y el otro le
cntesto con tristeza: “Murio seis meses antes que yo volviera”. Lastima, porque
esta historia hubiera tenido un final feliz.
Mario Halley Mora - MHM
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