Se
alboroto todo el barrio, porque la hazaña de Perlita, llenaba de orgullo a todo
el vecindario. Y tanto los viejos como los jóvenes, las chicas, los muchachos,
las sirvientas y criadas (según el decir de uno, responsables de los “equipos
móviles” del radio so´o del barrio) saludaron el triunfo de Perlita. Las
vecinas acudieron a felicitar y a abrazar a la mamá de Perlita, el orgullo del
barrio, y otras mas entusiastas, trajeron fuentes de croquetas y de pastelitos,
mientras sus maridos aportaban cerveza y gaseosas y se improvisaba una fiesta, que
se alegro después cuando el papá de Perlita vino llegando a casa trayendo un
conjunto de músicos que desgranaron dulces guaranias y airosas polkas en
homenaje a Perlita. El Presidente de la Comisión de Fomento se apersono en casa
de Perlita, e improvisando un brillante discurso, anuncio que propiciaría una
iniciativa para que una de las calles, de las recién empedradas del barrio,
llevara el nombre de Perlita. Los jóvenes del Centro Deportivo también se
asociaron trayendo un pergamino de homenaje suscrito por todos los atletas de
la entidad y entregando solemnemente a
Perlita por el capitán del equipo de futbol de salón. Los Leones enviaron a Perlita
un enorme jarrón de flores, y las “domadoras” le hicieron el obsequio de un hermoso
cubrecama con coloridos motivos brasileños. La mamá de Perlita no cabía en sí
de orgullo, y cada vez que le dejaban hablar, afirmaba que “desde chiquita
luego ella ya mostraba condiciones . . . .”. Y por su parte, el papá, que
reventaba de vanidad decía que siempre pensó que su “nenita” estaba llamada a
un gran destino, porque “desde chiquita . . ..”. El teléfono de la casa de
Perlita no paraba de sonar, y se la veía a Perlita contestar una y otra vez,
feliz y ruborosa “gracias, gracias . . .”. Estaba atendiendo una de esas
llamadas cuando aparecía su mamá a quien se le saltaba los ojos y anunciaba
“viene la tele, viene la tele . . .” Efectivamente allí estaban las cámaras,
las luces, los periodistas, dispuestos a hacer un reportaje a aquella
muchachita capaz de singular hazaña. Su mamá le arreglaba nerviosamente el
cabello y el vestido, los reflectores bañaban de luz, los locutores
preguntaban, y Perlita, segura de si misma, declaraba que “me siento muy feliz
y honrada de haber sido elegida reina de belleza del Club 4 Mojones . . .” etc.
Mario Halley Mora - MHM
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