Cuando era niño,
cazaba pajaritos con un rifle de aire comprimido. La carne casi inmaterial de
los canarios y gorriones, se desgarraba al impacto de sus municiones. Plumajes
azules, verdes, amarillos, rojos, se manchaban con el púrpura de la sangre. Creció,
se hizo hombre, v ya no mataba pajarillos sino jabalíes asustados, tapires bonachones,
tigres acosados, venados que aún en la muerte tenían en los ojos el pánico y la
angustia. Llego a viejo y murió. En el Infierno, inventaron un castigo nuevo
para él: pasear por un bosque encantado, iluminado de trinos y lleno de piezas
de caza. Y el iba desarmado.
Mario Halley Mora -
MHM
Pasen conclusion Plis
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