Bien dicen que un idioma es
el trasunto de una civilización y una cultura y el resumen de los adelantos
técnicos, mecánicos y de otro orden. Por eso hay idiomas con absoluta
incapacidad para expresar ideas cinticas, conceptos técnicos o explicaciones mecánicas
y abstractas. Al mismo tiempo, el avance constante de la civilización ha ido
creando vocablos como las siglas, que se forman por aglutinación de las iniciales
de una frase larga, casos del radar y el laser.
Existen también palabras de
curso cada vez más corriente y de origen extranjero. Una de ellas es “slogan”*,
tan usada en todo momento en propaganda y publicidad. Pues bien, el vocablo
inglés “slogan” hace tiempo ha tomado carta de ciudadanía en nuestro ambiente.
Por lo que quizás no sea pedantesco formular algunas apreciaciones sobre la
misma. El origen del término proviene de los antiguos guerreros montañeses de Escocia,
los famosos “highlanders” o habitantes de tierras altas. “Slogan” era denominado
el grito de combate o de llamada que aquellos se transmitían de roca en roca
cuando salían en campaña. Algo así como la frase de batalla, el lema que
convoca a la acción. Ejemplos de “slogans” pueden ser considerados muchos
formulados a lo largo de la historia. En el siglo once el religioso francés
Pedro El Ermitaño predico la Primera Cruzada y su “slogan” o lema era así: “DIOS LO QUIERE. . .” Esta frase de
fuerte sentido místico era repetida constantemente por el predicador en sus
arengas a través de las ciudades de la Europa Medioeval. Uno de los mejores
“slogans” que se conocen fue creado por Julio César, después de haber vencido
al Rey Farnaces del Ponto. Luego de la victoria el gran romano se presento ante
el Senado y dijo concisa y lacónicamente, “Veni,
Vidi, Vici” o sea, "Vine, Vi, Vencí".
Esta frase es de notable fuerza y concisión.
Alejandro Magno, tenía en
las batallas libradas en sus campañas bélicas el siguiente lema, en la forma de
una arenga dirigida a los soldados macedonios: “Si avanzo, seguidme, si retrocedo matadme, si soy traicionado,
vengadme...” De Alejandro Magno, rey de Macedonia, decía Demóstenes que era
un muchacho atolondrado. Pero su arenga fue electrizante.
Otro de los célebres
“slogans” conocidos en el mundo lo formulo Catón, el Censor, elocuente orador
romano, quien visito a la famosa ciudad fenicia de Cartago y quedé impresionado
por su riqueza, fuerza y esplendor. Catón, que había sido llamado a la ciudad
africana para mediar en un litigio político allí existente no demostró
demasiada ecuanimidad cuando se dirigió al Senado de Roma, armando que Cartago
era enemiga en potencia del imperio de los Césares. Pronuncio varios discursos
sobre este tema terminando siempre sus alocuciones con este “slogan”: “Delenda est Cartago” o sea, “hay que destruir Cartago”. Roma
impresionada por la frase desato la guerra púnica y así, un “slogan” torció el
curso de la historia destruyéndose la poderosa civilización fenicia rival de
Roma.
James Monroe, presidente
norteamericano del siglo pasado, impresionado por la amenaza europea de
reconquistar las colonias del Nuevo Mundo, creo el lema “América para los Americanos”. Un político argentino acuño otra
frase rectificadora. Fue Sáenz Pena con su “slogan”... “América para la humanidad”.
Durante la primera guerra
mundial los norteamericanos repitieron hasta la saciedad el lema de: “...La guerra que acabara con las guerras”.
Un estimulo muy directo, sin duda, al deseo de paz. Y en la segunda guerra
mundial la propaganda aliada hizo suya el repetidísimo “slogan”... “Hacia un mundo mejor”.
Cuando el ataque japonés a
Pearl Harbor los norteamericanos plasmaron su deseo de desquite en este “slogan”...“Remember Pearl Harbor”, o sea “Recordad Pearl Harbor”. . . La
frase iba impresa en afiches y grabada en discos. Hasta se compuso un foxtrot
que luego fue muy popular con. este estribillo. Tanto fue así que el 17 de
diciembre de 1944 en que se cumplían tres años del asalto japonés a la base
naval norteamericana las firmas comerciales de Nueva York fueron solicitadas
para que sus telefonistas atendiesen con la frase “Recordad Pearl Harbor”.
Estos ejemplos demuestran
como una frase inteligente, un “slogan”, puede tener una fuerza tan dinámica no
solamente en la promoción comercial sino también en el campo de las ideas, la política,
la guerra y toda otra actividad humana. Por eso, crear un “slogan” de efecto es
tarea propia de mentes aguzadas y de percepción sicológica, para mover los resortes
de las emociones humanas.
Gerardo Halley
Mora
* Recientemente, se ha
incluido el vocablo ESLOGAN en el Dicc. Castellano (N del A)
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