Hasta
no hace mucho tiempo era espectáculo frecuente en las calles y plazas de Asunción
la presencia de bandadas de palomas posadas en el suelo. Uno caminaba entre
ellas y las aves, mansas y confiadas, no se espantaban. Se podía ver en las
tardes a viejecitas o viejecitos dándoles de comer. Y el cielo de la urbe era
cruzado en las horas del crepúsculo por bandadas de estos animalitos. Había
palomas grises, pardas y, a veces, blancas. Eran unos menudos habitantes de
nuestra urbe y ponían una nota amable en el panorama de la misma.
Ahora
es poco frecuente verlas picoteando en el suelo de las plazas o en las
avenidas. Sin embargo, existe una importante bandada en una licorería ubicada
en la calle Presidente Franco a la altura de Colon. Allí se camina entre las
palomas, en medio de un batir de alas y el característico susurro de los simpáticos
seres alados. Se preguntaría el observador porqué la ausencia de estos de los
sitios en donde habitualmente los veíamos. Pudiera ser la persecución desatada
por pequeños véndalos y también grandulones armados de hondas de goma o
piedras. Hay una firme creencia en personas ancianas de que la came de paloma
rejuvenece. Otra teoría: existen quienes se solazan con la came de paloma para guisados
y para acompañar polentas.
Se
atribuía en ciertas ciudades y a determinados inmigrantes la caza de gorriones
para adobar sus platos típicos. Desde luego, palomas y gorriones son aves
inmigrantes traídas de Europa. El gorrión llego al Rio de la Plata afines del
silo pasado acompañando a un viajero italiano. De un par de parejas se propago
por millones e invadió la Argentina, el Paraguay, el Uruguay, Brasil y Chile.
Hoy
día se persigue al pajarillo de corbata negra porque es una plaga de la agricultura.
Pero la paloma no lo es tanto y, además, es un ave integrada dentro de una heráldica
llena casi siempre de felices simbolismos. Se le asocia comúnmente con la paz y
esto le viene seguramente de la vez cuando Noé, en pleno diluvio, soltó una o
dos palomas desde su arca y éstas volvieron con una rama de olivo en el pico, señal
del descenso de las aguas. La paloma significa siempre mansedumbre y dulzura,
contrariamente al águila y al halcón, sinónimos de fiereza. Salomón, el rey
poeta, en los sensuales y cálidos párrafos del Cantar de los Cantares, compara
a la esposa con una dulce paloma. Los asirios decían que al morir Semiramis su
alma había volado al cielo en la forma de esa ave.
Sin
embargo, no siempre se uso el volador animalito para fines pacíficos y
benéficos o como símbolo de lo bueno y lo bello. Pues, esta ave tiene la
notable facultad, no común en otras especies, de ser un veloz e infalible
mensajero por su instinto de orientación asombroso.
Así,
cuando la derrota de Napoleón en Waterloo, los famosos banqueros Rothschild
recibieron la noticia del desastre por medio de una paloma mensajera despachada
por su agente comercial. Los Rothschild supieron la información con tres días
de anticipación sobre sus demás competidores y esto les permitió efectuar
grandes especulaciones en la Bolsa. Gracias a ello aumentaron aun más su enorme
fortuna. Por esa época no se conocía el telégrafo.
En
la segunda guerra mundial las aves salvaron la vida de numerosos aviadores caídos
al mar. Ellas eran llevadas en los aparatos y se las soltaba cuando la maquina
era derribada. Las palomas, poseedoras de una capacidad de orientación
asombrosa volvían a la base y así se conocía el infausto suceso. Los aliados y
los alemanes contaron en esa contienda con unas quinientas mil palomas
mensajeras para fines bélicos.
De
esta forma fueron también utilizadas para la guerra con lo que su simbolismo de
paz quedaba un tanto mal parado.
Uno
de los ejércitos que cultiva intensamente el adiestramiento de las palomas
mensajeras es el de la Argentina. Esta puede volar a una velocidad promedio de
170 kilómetros por hora o sea casi como un pequeño avión. Asombra que un
organismo tan frágil sea capaz de esto.
Los
mensajes llevados por estas fechas vivas son difíciles de interceptar y son más
seguras que la radio cuyas ondas pueden ser captadas o interferidas.
El
arte o deporte de lanzar palomas mensajeras se denomina colombofilia y es
antiguo, y el periodismo le debe mucho. El fundador de la famosa agencia
inglesa de noticias Reuter enviaba y recibía noticias desde Paris, Berlín y
Londres por medio de palomas mensajeras, y de esta forma gano mucho dinero
vendiéndole esas noticias a los diarios en la época anterior al telégrafo.
Durante
la guerra de Cuba entre España y Estados Unidos las palomas mensajeras iban y venían
a través del estrecho de Florida con los informes de los corresponsales. La
inocente ave, pues, ha sido utilizada con fines guerreros, comerciales,
informativos y de todo orden.
Y
en todo esto el hombre explota y aprovecha para su beneficio los instintos más
notorios del animal. Pues el infalible acierto con que la paloma llega a
destino es su cálido afecto hogareño por el palomar en donde vive y esta su
amor.
Mientras
tanto, como otra de las cosas idas de Asunción, se siente la nostalgia de las
palomas, en sus plazas y paseos. Las bandadas de estas aves ya no cruzan hoy día
el cielo de la ciudad, y sus antiguos campanarios también sienten su ausencia.
Gerardo
Halley Mora
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