Mi
amigo, más o menos de mi edad, me encontró hace unos meses, me clavó el dedo
índice en la incipiente panza, con su ya visible "curva de la
felicidad", y me dijo en tono de reproche – “Hay que hacer gimnasia, viejo”. Nos sentimos un poco avergonzados,
porque como buenos periodistas, somos absolutamente haraganes físicamente, y
nuestro ejercicio más violento es afeitamos por la mañana. Y para aumentar
nuestra humillación, nuestro amigo nos dijo: “Mirame a mí, tengo tu misma edad, troto, juego al tenis, cien flexiones
por la mañana, camino cinco kilómetros al día, hago también un poquito de
pesas, y mirá, mirá, viejo, ni un gramo de grasa, ni un gramo”. Realmente,
consiguió humillarnos, y cada vez que subíamos una escalera y nos deteníamos en
el cuarto escalón a tomar aliento, le recordábamos con envidia. Pero hace unos días
le encontramos, pálido, algo demacrado, caminando con cuidado, como para no
provocar un desplazamiento de huesos en el esqueleto. Al principio no quiso
admitir nada, pero al final, hombre sincero, fue soltando prenda. "Bueno - dijo - creo que exageré un
poco. Me parece que es el tennis, ando con flebitis o como se llame en el
hombro, y en el codo me salió una osteopatitis dolorosa. El nervio ciático
también me molesta un poco y la vez pasada en la ducha, cuando me incliné a levantar
el jabón, me atacó algo de lumbago Y me costó bastante enderezar el esqueleto.
Para las caminatas, el médico me dijo que usé zapatillas inadecuadas, porque
parece que se me venció el arco y ahora tengo que usar en el zapato una
plantilla de acero, por eso nomás tengo ese andar de pato que has notado. Por
lo demás, tengo un pequeño problema, que por lo de las pesas, que me produjeron
algo así como la desviación de una vértebra, que duele un poco, pero con un
Disidol pasa, y finalmente, ando con un reposo general porque con esta
necesidad de enflaquecer se me reveló un riñón flotante. Pero todo pasará, ya
vas a ver, todo pasará”. La primera reacción egoísta que sentimos fue una
maligna satisfacción. Que sepamos, con nuestra otoñal inercia física, no
tenemos los problemas que ahora afronta nuestro ex-atlético amigo, nuestros
músculos duermen su agradable sueño jubilatorio, nuestros huesos se mantienen
en su lugar, y que sepamos, no tenemos ningún naufragio renal a causa de la
cual el riñón flota a la deriva, y hasta nos sentimos de lanzar un lema nuevo: “Cuide
su salud, sea perezoso”.
Mario
Halley Mora - MHM;
Esta soy yo porque soy una atleta de siempre
ResponderEliminar