A
veces somos víctimas de bromas que al principio nos causan sorpresa, y después,
si tenemos el debido sentido del humor, nos hacen reír a nosotros mismos. Uno
de estos casos de bromas, bastante pesaditas pero de la que mejor es reírse,
nos tiene por protagonistas, o mejor dicho, por víctimas. Porque algún desconocido
bromista, que debe ser un tecoreí de novela, se ha tomado el pesado trabajo de
recortar cuanto cupón de pedidos de información encuentra en las revistas sobre
cursos por correspondencia y ofertas de artículos originales, llena tales cupones
con nuestro nombre y dirección, y los envía. Así, nuestro amigo el, cartero,
que de vez en cuando sólo nos traía un liviano sobrecito con la carta de algún
amigo, aparece ahora sudoroso y cargado de grandes paquetes. Así, ya hemos
recibido un catálogo sobre un curso de detectives por correspondencia, cuatro o
cinco de cursos de fotografía, con revelado y todo; seis o siete de dibujo
artístico y otra media docena de dibujo humorístico; más de diez de cursos de
administración de empresas, contabilidad moderna, hipnotismo, como también
catálogos para fabricar arbolitos, enanos al estilo japonés, y hasta no faltó
la oferta, proveniente de USA, de enviamos por 100 dólares una muñeca de
plástico (muy realista) para que "no nos sintamos muy solos" (seguro
que recortó el cupón de una revista pornográfica) . Lo malo del caso, es que la
costumbre de esta gente que envía sus catálogos, no se desalienta cuando uno no
contesta, sino insiste generalmente con otra tanda de aun más gruesos y
generalmente, mejorando las tarifas iniciales, de modo que la intención del
bromista parece ser asfixiamos bajo una montaña de papel, lo único que puede
pasar, porque si el propósito es tomarnos del pelo, la cosa no resulta porque
no le vemos la gracia, o si es ponernos histéricos, tampoco. Ahora, si sólo se
trata de una broma de algún amigo cercano o algún enemigo lejano, la cuestión
da para reírse, no por la broma en si, bastante estúpida, sino por el bromista,
tan poco original. Además, debe ser un (o una) tecoreí de novela porque tomarse
semejante trabajo de recortar cupones, meterlos en un sobre e ir a depositarlos
al correo, revela una pobre alma simple de alguien que tiene mucho tiempo que
perder, y lo pierde realmente con su extraño proceder, en vez de dedicarse a
ocupaciones mas útiles y lógicas.-
Mario
Halley Mora - MHM
No hay comentarios:
Publicar un comentario