LA
DIFERENCIA
El perro lustroso y
bien comido contempló través de las rejas dela mansión, al perrillo sin nombre y
con pulgas que pasaba trotando con sus costillas a flor de piel. El perro de la
mansión era de raza seleccionada. El perrito era de todas y de ninguna. Y entre
los dos perros había una gran diferencia: las rejas.
Mario Halley Mora - MHM
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