BRISA DE OTOÑO
Personajes
Ella: 45 años
El: 48 años.
El, asomado a las
puertas de su casa. Asoma Ella.
Ella: Buenas tardes, señor... ¿Es Ud. del barrio?
Él: Si, señora... ¿en qué le puedo servir...?
Ella: Busco la casa del señor Toñanez... ¿La conoce?
Él: SI, es aquella, frente a la columna, con la sinesia
sobre la muralla.
Ella: Gracias, señor... ¡Es Ud. muy amable!
Él: Eh...
¡oiga, señora! esa es la casa, pero... Toñanez se mudó ayer....
Ella: ¿De veras? ¡Qué pena...! ¿Y por casualidad...?
Él: No, no
dejó dicho a nadie adónde se mudaba. ¡Ay, el señor Toñanez nunca sobresalió por
su cortesía con los vecinos...! Oh, disculpe, ¿es su pariente...?
Ella:
Oh, no... Nada de eso. Además, comparto
lo de falta de caballerosidad. Resulta que le debo dinero... Y como hoy
vence... en fin...
Él: ¡Pues
me alegro que se mudara!
Ella: ¿Se alegra? ¡Pues si no le puedo pagar!
Él: Por
eso mismo, porque él tampoco puede cobrar, je je je je!
Ella: ¡Tengo la impresión de que Ud. no fue muy amigo
de Toñanez!
El: ¡Ni un poquito!
Ella:
Hay hombres que pasan por la vida así.
¡Rechazando amigos...! En fin... me voy, señor... ¡uy, que pena!
Él: ¿Qué
le pasa?
Ella: Bueno, debo tomar el micro y... ¡no tengo
cambio! ¿No tendría Ud. cambio de mil?
Él:
Sí, sí. Creo que si... a ver... (Extrae
la cartera) siempre se me tranca la cartera... je jee je... ¿de cien, dijo...?
Ella: Sí... mire... se le cayó una fotografía... (La
levanta) Tómela..,
Él: Gracias, siempre se me cae...
Ella: ¿Es... su esposa? Es bonita, señor...
Él: Era...
Ella: Oh...
ya no sabía, disculpe...
Él: [Ríe) No seré el primer viudo que encuentra
en su camino. . . ¡Sírvase. , . cuarenta, cincuenta... y uno de quinientos,
mil!
Ella: Muchas
gracias... iadiós, señor...!
Él: Eh... señora... me parece que se olvidó de
darme el billete de mil...`
Ella: Mi Dios... ¡qué vergüenza...!
Él:
Nada de eso... ¡Yo también soy de
distraído...! se me pierden cosas a cada
momento... pierdo esto, aquello, lo otra... en fin, desde que Leticia... iOh...
en fin...!
Ella: ¿Se llamaba Leticia?
Él: Si...
Ella: ¿Hijos...?
Él: No, Ni uno... a veces yo pienso que si por
lo menos hubiera una... ¡Pero no fue...!
Ella: Lástima,
porque los hijos consuelan...
Él: ¿Y cómo lo sabe...?
Ella: ¡Yo tengo dos...!
Él: ¿Así que Ud. también...?
Ella: Sí.
Soy viuda.
Él: ¿De veras...? ¡Mire qué casualidad! Pera
sinceramente, con su estampa juvenil...
Ella: (Ríe) ¡Por favor! nada de piropos... además,
no soy tan juvenil, ¡tengo 45 años...i
Él: ¡Y yo 48...! ¿Se da cuenta? ¡Tres años
más...! ¿Y cómo son los mita-í?
Ella: ¿Qué mita-í?
Él: ¡Sus hijos!
Ella:
Oh (Ríe) no hay tal mita-í. El mayor
estudia medicina, y el menor está ahora en al Cimefor...
Él: ¿Son robusta; y sanos...?
Ella: Ufff... unos matungos... ¡De comilones...!
Él: Y dígame...
Ella: ¿Si...?
Él: ¿De veras de vera que es Ud. viuda?
Ella: ¿Por qué me lo pregunta?
Él: No sé... disculpe.
Ella: Bueno, señor... es Ud. muy amable. ¡Y le
agradezco su interés por mis hijos...!
Él:
¡Triste suerte...! ¡Como no puedo tener
interés por los propios...! En fin, señora... a sus órdenes, ¿eh? ¡Me llama
Carlos Martínez...!
Ella: Y
yo...(Ríe)
Él: ¿Que... qué la hace reír...?
Ella: Mi nombre. Da la casualidad de que yo me llamo
Leticia...
Él: ¡Leticia!
Ella: ¿Si...?
Él: Oh... no, nada... pero... ¿de veras que se
llama Leticia? porque... ¡mire que si es una tomadura de pelo...!
Ella: ¡Señor!
Él: (Apresurado) Perdón, perdón... Es que...comprenda,
señora. Ella, la otra Leticia... hubiera tenido hoy su edad, su mismo cabello
entre rubio y gris... su misma mirada alegre... y tal vez... ¡sus dos matungos
del corazón...!
Ella: Señor
Martínez... Si le causo alguna tristeza...perdóneme. Yo también conozco lo que
son los recuerdos... y la soledad, por eso lo comprendo... . ¡No se ponga triste...!
Él: ¿Triste? No sé. Ud. me prohíbe que me quede triste.
Bueno. Pero no me prohíba que quede... un poquito esperanzado...
Ella: ¡Señor...!
¡No se me va a declarar! Por favor... ¡RÍE!
Él: TODAVIA no.
Ella: ¿No se da cuenta que ya estamos viejos?
Él: ¿Viejos? No. Digamos que... ya no somos
jóvenes. Mire aquel árbol... ¿ve?
Ella: Si, ¿qué tiene?
Él: Tiene cien años.... mucho más que nuestras edades sumadas... Y sigue
dando flores...
Ella: Señor Martínez... Ud. está logrando... que... ¡que
después de tantos años me ruborice!
Él: ¡Señal de juventud!
Ella: ¡Por favor! Bueno... ¡ahora sí que me voy! iMi Dios!
¡qué hombre!
Él: Oh oh oh oh oh... _
Ella: ¿Que le pasa? '
Él: ¡Me parece que recuerdo que alguien dijo que
Toñanez se mudó a Barrio Jara,..!
Ella: ¡Bien, me voy a buscarlo allí!
Él: ¿Quiere que le acompañe y que busquemos
juntos... Leticia?
Ella: ¿Ud..? ¿Que me acompañe a buscar? (Ríe) y al
final de cuentas... ¿por qué no, Carlos...?
T
E L O N
Mario Halley Mora - MHM
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