Pablo Alborno fue
un famoso pintor compatriota, cuya obra perdura como uno de los testimonios de
un vigoroso despertar de las generaciones del y posteriores al novecientos. Estudió
en Italia de joven. De regreso al país, pintó y enseñó, además de realizar una
ejemplar tarea de incentivar, y apoyar la fundación de entidades culturales
para nuestro medio. Sin embargo, en su rica existencia había una faceta que
hubiera pasado sin ser detectada, si no quedaran los textos de algunas conferencias
que pronunció, artículos periodísticos y folletos sobre un tema que, aparte de
la pintura lo obsesionaba. Este tema, se refería más a una afición de antropólogo
y linguista que a su pasión de pintor y consistía (el tema), en una teoría de
que había cierta afinidad, cierto parentesco racial, entre los antiguos
egipcios y los indios guaraníes. Persistiendo en la investigación, se afirma
que logró catalogar noventa palabras que tienen, en guaraní y egipcio antiguo,
el mismo significado, y justamente sobre esa base, elaboró su teoría, llegando
interesar con ella a círculos científicos del país y del exterior. Con su
muerte, aquella propuesta científica cayó en el olvido, pero es posible que el
interés de la ciencia vuelva a despertarse, a la vista de los nuevos
descubrimientos de la historia precolonial de América, como la posibilidad
demostrada de cruzar el Pacífico desde Chile o Perú a la Polinesia siguiendo
las corrientes marinas, como el singular parecido entre las pirámides mayas y
las egipcias, como el hallazgo de una estatua de Venus en una cantera geológica
peruana, y recientemente, el hallazgo de una galera romana, o de sus restos, en
la Bahía de Guanabara, frente a Río de Janeiro, según noticias de los cables de
las últimas semanas. También aquí, existen muchas personas que toman muy en
serio la hipótesis del Ingeniero Pistilli sobre la presencia de vikingos en el
Paraguay y la legitimidad de las inscripciones dejadas. Al respecto, mucho se
ha escrito, y reescrito de nuevo a la luz de los nuevos descubrimientos, sobre
la presencia en América, anterior a Colón, de navegantes fenicios, chinos y escandinavos,
y a los cúmulos de enigmas planteados al respecto, pueden sumarse las
investigaciones de Pablo Alborno, sobre el mas . curioso parentesco de nuestro "dulce
idioma nativo” con el de los misteriosos constructores de pirámides de orillas
del Nilo.
Mario Halley Mora -
MHM
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