Existen
cuentos que no cuentan, sino plantean cuestiones morales cuya resolución el
autor deja a cargo del lector. Son llamados cuentos polémicos, es decir, obras
literarias cuya finalidad extrema es enfrentar a la Sociedad con un problema
humano nacido de su propio seno, y que esa misma Sociedad, en la Persona del
lector o del taller de lectores, debe dilucidar. Hace poco cayo en nuestras
manos un librito de dichos cuentos polémicos de un autor italiano casi
desconocido, pero que tiene muy afinado el arte de narrar . . . y de
desconcertar. Uno de esos cuentos se refiere a una niña blanca, de 15 anos, del
Sur de los Estados Unidos. Es violada por un negro, ella denuncia el atropello
y aplican al negro la Ley de Linch, es decir el linchamiento. Consecuencia del
ataque sexual, la muchacha queda embarazada. Su familia, muy profundamente
católica apela a la autorización de la Iglesia para realizar un aborto. La Iglesia
niega la autorización. Entonces, los padres, desesperados porque su hija va a
tener un bastardo, y por añadidura mulato, abjuran de su fe religiosa y deciden
llevar a la niña una clínica especializada en abortos. Pero ocurre que la
convicción religiosa de la chica es más fuerte que la de sus padres. Le han
enseñado que abortando renuncia a la Salvación, y se niega a ser intervenida,
es decir, decide que el hijo que crece en su seno nacerá, y no retrocede en su
resolución ni aun cuando le plantean que ese hijo de negro destruirá su vida,
la convertirá en una exiliada social, en una persona rechazada por la Sociedad.
El cuento termina cuando ella, en la soledad de su dormitorio, acaricia su
vientre abultado y le dice al hijo por nacer: "no permitiré que te maten, hijo.
En rigor, parece la síntesis de una telenovela lacrimosa y hasta sospechamos de
que una obra teatral, una novela y una telenovela de mucha difusión, durante
años, están inspiradas en este viejo cuento, escrito posiblemente entre 1915 y 1917.
Pero plagios, imitaciones y "adaptaciones libres" aparte, el cuento
conserva hasta hoy el vigor de su planteamiento, sigue sosteniendo en pie el
viejo fenómeno de la lucha entre la fe y las conveniencias sociales, o entre
los mandatos, de la propia conciencia y el temor casi reverencial al "qué dirán”.
Es más, aquí, una Joven decide defender la vida de su hijo, al costo de la
destrucción de su propia vida. El asunto está planteado asi y todavía puede
servir para que un lector nuestro tenga una agria discusión de sobremesa con su
consorte, sin que desde luego lleguen a
un acuerdo, porque el problema durara lo que dura el mundo, y la humanidad.
Mario
Halley Mora – MHM
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