Era un paisano, uruguayo, que vino a la ciudad y fue
atropellado por un automóvil. Desde su lecho de doliente, le escribe una poesía
a su madre: "Según mis suposiciones -
La causa de este problema - Fue el auto de una tal Ema - Borracha hasta los talones
- Contando mis machucones - El "doctor" dijo Hema ... toma - Y si no
lo dijo en broma - Y es cierto que Ema se llama - Culpa de Ema estoy en cama -
Feliz de no estar en coma.” Esto, según los versos del poeta gaucho
oriental Abel Soria. Y sirva también esto de "cálido" homenaje a la gentil
dama que al volante de un todopoderoso BMW, acompañada de otras gráciles
náyades de la noche, a la una de la mañana, por poco me pasa por encima, a mí y
a mi modesto Isuzu, dejó un tremendo raspón (al Isuzu, no a mi) se alejó dejando un rumor de risas de evidente
contenido etílico. "¡Ñande yara, moo
picó ya jhata ya pará!" como diría nuestro vibrante Poncho Pytá.
Ahora, los fines de semana, ya no hay sólo patotas masculinas motorizadas, las
hay también femeninas, lo que revela que en esto de la vida "moderna"
y sin prejuicios, un gran sector de chicas jóvenes ya ha tirado la chancleta y
se "organiza", como estas desinhibidas niñas que incluso,
capitalizando sus propios recursos (y qué recursos, Señor!) se hacen de
poderosos autos, gozan de total independencia, activan dentro de una forma
"vida galante" sofisticada, generalmente disfrazada de otras profesiones
"modernas" y nos alejan para siempre de nuestro nostálgico y arcaico
modelo de las niñas de pudoroso mirar, airosos e inocentes bucles y que debían
esperar tener los 18 años para optar al derecho de tener un
"festejante" que jamás pasaría del zaguán sin haber hablado seriamente
con papá y mamá, y sin haber traído la autorización expresa de sus padres.
Claro, lo pasado es ya pisado. Y en buena hora, la joven mujer se independiza Y
trabaja, y nos llenamos de admiración ante esas chicas que trabajan, dominan el
inglés, son traductoras, programadoras de computadoras, perfectas secretarias,
dactilógrafas veloces, impecables, ejecutivas eficientes y dinámicas, que ganan
bien, incluso para tener y manejar un automóvil sin cargos de conciencia. El
extremo opuesto de las otras que han descubierto la veta de la vida cortesana
"elegante" y que, para alarma de ciertos padres, se inserta como cuña
en el medio social, artístico, cultural, de alta costura, y en mil otras
actividades de carátula de “respetable”
Mario Halley Mora - MHM
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