Coincidentemente, están en las librerías de
nuestra ciudad, dos novelas que tratan del mismo tema: El gran negocio de la
predicación religiosa en los Estados Unidos. Una de ellas se titula “La Secta”
cuyo autor no recordamos, y la otra “El Predicador" del fabricante de
novelas Harold Robbins. Como novelas, ambas resultan bastante mediocres, pero
como responden a la moderna, corriente de la novela – testimonio - crónica, el tratamiento
literario es lo de menos, el argumento es lo de menos y las situaciones pueden resultar
todo lo absurdas que se quiera, pero lo que si tiene validez, es la INFORMACION
contenida en la novela, resultado de investigaciones que generalmente, agencias
especializadas realizan para el autor, reuniendo datos genuinos, ciertos,
actuales, los cuales sirven de fondo a la acción de la novela misma. De esta
manera, ambos libros dan una idea de las
tremendas fortunas que se acumulan con la comercialización de la fe (generalmente
cristiana) del pueblo de los Estados Unidos, y las fabulosas inversiones que se
realizan para imponer, mediante todos los recursos más modernos de los medios
de comunicación, la TV especialmente, la imagen "apostólica y bondadosa” de
un predicador, generalmente un actor de buena estampa, preferiblemente maduro, de
cabellos encanecidos, elegante porte y barbita jesucristiana, al que se le “ordena”
a tambor, batiente en cualquiera de las sectas cristianas, se le atiborra de
citas bíblicas, se pone a su disposición un equipo de escritores de sermones, y
se lo “lanza" por usar una, palabra de moda, a los pulpitos televisivos
montados con los más sofisticados
recursos del espectáculo. El alcance de estas “predicaciones” por medio de la TV
suele ser nacional en los Estados Unidos, y el más modesto de ellos puede estar
hablando en su momento, para una audiencia de 20 o 30 millones de personas, a quienes
por audición, se les pide una limosna de
un dólar per cápita y como se calcula que
el 10% responde metiendo su dólar en un sobre y enviándola a la iglesia de las
Verdades Jesucristíanas (por citar un nombre) ya se puede colegir que cada programa,
que tal vez cueste un millón de dólares en espacios, recauda dos o tres
millones. Lo que se dice, un negocio fabuloso, que moviliza sumas astronómicas,
si se calcula que solo en los Estados Unidos, existen mas de dos decenas de
grandes “predicadores” que compiten por el “rating” de una audiencia de 180
millones de personas
Mario Halley Mora - MHM
No hay comentarios:
Publicar un comentario