Tuve que ir a ver a
ña Dorotea por una pequeña cuestión de negocios. Llegué a su suntuosa mansión
rodeada de altísima verja de hierro, con puntas de flecha pintadas de dorado,
mientras que la verja misma era de un furioso escarlata. Pulse el timbre y no
escuché sonar la campanilla sino una musiquita electrónica que supuse estaba
conectada la red de música funcional y se oía desde la sala hasta la cocina.
Enseguida apareció una mucama de vestido verde con puños de encaje blanco y una
cofia de enfermera, en la cabeza, que atribuí a un pequeño error cultural de ña
Dorotea. Pregunte por la dueña de casa, y ella en el más castizo castellano
paraguayo me preguntó “de parte de quién”. Se lo dije, volvió a entrar en la
casa y espere. En el ínterin apareció un Doberman con cara de diablo y echando
saliva por la boca, como si calculara el festín que podía hacerse conmigo. Por
fin volvió la mucama y antes de abrir la puerta ordenó al perrazo que se fuera,
con algún gesto enseñado por un mal entrenador de perros, pues el animal no le
dio ni medio de bolilla. Al fin se alejó después del argumento más contundente,
una patada de la mucama en las costillas. Abrió el portón y me hizo pasar a la
sala, y al cruzar el profuso jardín, me saludó -es un decir- una multitud de
gnomos de arcilla pintada escondidos entre los rosales y crotos. La mucama me
introdujo a la sala diciéndome que “tome asiento que la señora le atiende
enseguida”. No tomé asiento, sino me puse a observar la recargada sala en cuyo
centro estaba un enorme piano de cola, o el cadáver de una piano muerto de
aburrimiento. En las paredes, cuadros todos en marcos dorados y algunos
recibiendo luces indirectas de apliques eléctricos. Para mi gusto, cuadros
ordinarios, de esos que algunos desocupados venden por las calles en cuota. Coloridos
paisajes, con la infaltable cabaña, el infaltable arroyo y el infaltable
puentecito, sin faltar el humo de la chimenea y como fondo, montañas nevadas.
La única variante de ese carnaval de colores era un enorme Angel de la Guarda,
deteniendo a tiempo a un niñito sonrosado justo antes de arrojarse a un río en
busca de su pelota. También había lámparas por todas partes, y miniaturas de
porcelana con pastoras o graciosas, molineros gordos, y una dama enamorada y
pechugona recibiendo en, sus manos una paloma con una carta en el pico. Lo único
que rompía el festival antiplástioo era un cuadro de Colombino, con la
consabida costura de tientos guardando no se qué. Estaba observando ese cuadro
y no me di cuenta que la dueña de casa había entrado pisando la gruesa alfombra
donde se empantanaría un coche liviano, y se dirigía a mí.
-
Ese e el cuadro que ma
plata me costó y que meno entiendo, pero puse ahí porque mi contador dice que e
de categoría. ¿En qué le puedo servir?
-
Señora, yo venía a...
No pude completar
la frase porque sonó un teléfono en la sala, una imitación brasilera de un teléfono
antiguo, lleno de marfiles mentirosos y dorados de bronce. Ella fue a atender.
Escuchó.
-
¡Pero no pue!, respondió. ¡Mba'e
la ley piko! Usté trabaja para defender mi interése y gana guen sueldo para
eso. ¿Balance? Y ese e tu trabajo mi hijo. Mirá, con lo número se puede hacer
cualquier cosa, hata demostrar que la fábrica esta en la miseria y que aipo
inflación come todo la ganancia. Eso tiene que decir tu número y decile al fisco
que se vaya a llorar a su jaryi maleta, y ahora que me acuerdo, echame a ese
sindicalita revoltoso que anda protetando por lo aguinaldo. ¿Qué? ¿Indenización?
Pero kóva katu iporã. ¿Pagarle porque me perjudica y sabotea? ¡Cuándo se ha
vito! ¡Pero nde piko moó retudia la aminitración de empresa, che karai. Oiméne
en alguna academia de corte y confección mba'e! Y no me traiga ma problema,
trai game soluciones, como decía nuestro líder. Y no me llame ma por zonceraje!
Colgó el teléfono y
se volvió a mí, dispuesta a atenderrne. -La cosa que una empresaria le ataranta
todo en su cabeza, señor! ¿A qué se debe su brata visita?
Iba a empezar a
hablar, cuando me hizo una seña para que me callara.
-
Tengo que hacer una
llamada, si me predona.
-
Adelante, señora, dije con
resignación.
Ete teléfono me
tiene pichada ya. Dicen que hay un sitema de teléfono que se puede hablar hata
dede el excusado...
-
Se llama Telecel, señora.
Teléfono sin cables.
-
Le voy a ordenar a mi
gerente que me compre uno, así ahorro lectricidá tamién. Discó el teléfono y le
atendieron.
-
Hola, quiero hablar con el
cocinero. ¿Cómo? ¡En ete país el cocinero e cocinero y si Ud. le llama aipo
cheff ha de ser porque uste ha de ser un maricón. ¡Poneme con él, karacho
digo!- Hola, no he recibido toavía el menú para la cena que le hago a mi hija
por recebirse de doctora abogada. ¿Qué? ¿Quién dijo? ¿Mi hija? ¿Y por qué mete
la cuchara esa atrevida? ¿Qué? ¿Para quién? ¿Paella? ¿Ku arro'i inetéva piko?
Ipyti'uvé churera jyvaguygui! Barbaridad niko eso! No . . Bona eso. ¿Entrada? ¿Y quien le dijo que voy
a cobrar entrada? Aha, el primer plato Nada de cóctel de camarone! Ha'úma va'ekue
ha tuichaiterei che mbopy'ajere. En mi casa no se come gusano! Tiene que ser
una ensalada de lechuga, berro y alguna mayonesita! Y enseguida numá un
tallarin con pollo, en una olla grande! Quiero que lo asistente okaru
ijojoipeve! Si, ¿whisky? Eta bien. Una medida para cada uno, y coca para la dama
y la señorita. ¿Vino? ¿Concha y toro? ¿Que cree que e mi casa? ¿Una dikoteka ponorgráfica?
Aire che! Vino de la Colmena, y el que tiene guto ma refinado que traiga su
botella ¿Postre? No entiendoite aipo ese flan ha aipo mus. Do banana karape y una
naranja para cada uno! Y para lo ma comilone pone en el centro de la mesa alguno
caramelo y dulce de maní. Ha opama!
Cortó la comunicación,
me dispuse a hablar cuando se oyó una chicharra en un rincón de la sala en que
no me había fijado. Y otra vez me cortó a mí.
-
Me etán llamando de
etancia! Jesu que no sea para avisarme de alguna quemazón mba'e!. Premiso otra
ve.
Tocó algunos
botones y habló en el micrófono ,
-
¿Quien etá ahí? Alelante
cambio!
Del receptor salió
algunos chirrìdos en jopara. Ella siguió.
.
-
Te copie bien; pero decile
a esa criatura que se vaye a llorar otro lado que sale todo. Mirá don capatá,
te aviso que voy a vender el toro ese medio travesti que no le hace caso a la
vaca. Y no quiero oír nada de comprar poste nuevo para la alainbrada. Mandale
al monte a eso holgazán atyra que se pasa tomando tereré. Permiso negado para
carnear una oveja. !Pende karuetereí niko¡ !En octubre mataron uno! Alelante cambio.
i
Otra vez los chìrridos
en jopara.
-
Mensaje copiado. El lune
va llevar alguno vívere en mi camioneta, fariña, arro de segunda y azucape para
usteden, y a vo como aguinaldo te etoy mandando una botella de caña Lucerito,
de un litro voi, y también poroto para usteden. Si tiene un poco de tiguã' a
hace amanecer en creolina, pero no me gate todo la damajuana, que tiene que
sobrar para derramar sobre lo tacuru. También va un poco de ropa usada, camisilla,
calzoncillo y pantalón de mi marido como regalo de Reye para usteden. Y para
ese tu mitá i llorón de tu hijo le mando un chupete. No me venga ma con eso de
la carne. ¿No oíte por la radio que lo pobre ganadero etamos en crisi? Tenemo que
ser todo vegetaliano o sea comer vegetale como la mandioca y lo pajarito que sobra
todo por ahí! Hata la familia ma linajuda comen vegetale y hay en la revita receta
que parece para conejo! Quiero saber si la chancha ya parió y cuánto chanchito
hay, y no me venga con la historia de la otra ve que lo ysaú comieron do
chanchito. Pee niko la ysaú ! Alelante y ajuera!
Seguramente se
volvió para atenderme por fin, pero yo ya me había ido, con una especie de
indigestión socioeconómicacultural haciendome doler la barriga.
Mario Halley Mora -
MHM
No hay comentarios:
Publicar un comentario