miércoles, 15 de octubre de 2014

Microcuentos: LA VIDA CONTINUA

Llevaba ocho días de enterrado. Al noveno, su viuda se decidió a abrir las ventanas de la casa y entró el sol con un brillo casi irreverente. Por la tarde ella se miro al espejo, se vio pálida y se permitió un toquecito de maquillaje. Un poco después, su hija regreso del Colegio, puso un disco en el combinado y la música saco como a empujones a la tristeza que había estado fermentando en la obscuridad de la casa cerrada. Más tarde, sonó el teléfono y el hijo atendió la llamada de una chica y hubo risas. El olvido había empezado.

Mario Halley Mora – MHM

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