jueves, 13 de abril de 2017

LA PALABRA Y LOS DIAS: HOY NO SE FIA

Vaya a saber cuando comenzó el cartelito y quien invento la frase o la trajo de afuera. Nos referimos a aquel tan común en los viejos almacenes de barrio y cuyo texto era éste: “HOY NO SE FIA. . . MAÑANA SI...” Era el mañana que jamás llega. Era como una defensa del almacenero, por lo general un español locuaz o un alegre italiano, contra los morosos que siempre existieron. La verdad, sin embargo, era ésta: a pesar del cartelito de marras el almacenero tenía su corazoncito de oro y siempre fiaba y, hasta en algunos casos, adelantaba unos pesos.
Otra verdad es también ésta: ninguno está en condiciones, ni el más veterano almacenero consultado, para saber cuándo, apareció la dichosa cartulina con eso de “...hoy no se fía...”  Viejos impresores recuerdan que se han cansado de confeccionarlos. Pero el letrerito tenía variantes. Había algunos traídos del exterior, seguramente, que junto a la frase mencionada mostraban la figura de un señor de prospero aspecto, bien trajeado, gruesa cadena de oro cruzando la voluminosa barriga y rostro feliz, modelo del hombre que no fio. Y al lado, flaco, rotoso, envejecido, el que se pasó fiando y no pudo cobrar. Lo más probable es el origen europeo de la cosa y la habrá traído algún laborioso inmigrante hasta el Rio de la Plata y, de ahí, a nuestro país.
La leyenda de “...hoy no se fía...” no era sin embargo solamente un detalle pueril o importante en medio del muestrario de botellas de la estantería de los viejos almacenes, el vetusto mostrador y las bolsas de porotos, typyraty, arvejas, garbanzos, lentejas y otros productos comunes entonces en los negocios de esa clase. Sin duda, el cartelito de “...hoy no se fía...” que veíamos tan frecuentemente de niños era más bien una mentira, pero una de esas mentiras cristianas, una bella mentira comercial. Puesta allí para desalentar a los clientes inclinados a la libreta. No funcionaba sin embargo el contenido del letrero porque el almacenero no resistía esa inocente seguridad del pequeño cliente, el mita i enviado a hacer las compras o la niñita descalza con su canastito, y ambos con su vocecita llena de firmeza: “.. .dice mi mama que le mande un kilo de yerba y que anote... y quiero la yapa.”
La yapa era una institución amable. Era el regalo del almacenero en una forma de primaria forma de relaciones públicas. Un caramelo largo que duraba media hora y hasta se podía dividir en dos pedazos para obsequiar al hermanito. La yapa era interesada y también sentimental.
Interesada, pues cultivaba a la clientela menuda encargada casi siempre de las compras, lista en mano y canasta al brazo. Sentimental, pues era una forma de demostrar a las familias clientes la buena voluntad del comerciante, expresada en un regalito para sus niños.
La yapa era la nota afectuosa del almacenero como era también para cualquier transeúnte, aunque no fuese cliente, el agua fría de la vieja heladera con barras de hielo adentro, agua a disposición de quien la pidiese.
Tiempos cercanos aun, cuando era inconcebible no tener a mano agua fresca para quien desease beberla. Pero, volviendo al cartelito había variantes como ésta “...no fio ni desconfio.. .”  A veces los dos versos eran cuatro y entonces la cuarteta escrita por algún anónimo poeta podía expresar esto: “. .Si las casas vendedoras. .. me fiaran las mercaderías... Yo también a quien quisiera... las cositas le fiaría...”  Versos primarios que ponían en el viejo almacén una nota de barato ingenio y hasta motivaban comentarios jocosos.
Cosas que el hombre o la mujer que crecido en la ciudad añora y evoca con una suave emoción. En algunos de los modernos y estilizados negocios céntricos de hoy se ve un cartel redactado de esta forma: “...Las ventas son al contado... no aceptamos cheques...” Sin embargo, saliendo del centro y caminando hacia los extramuros de la urbe, en donde todavía existe algún antiguo almacén, se podrá ver muy a veces, el cartelito: “...hoy no se fía...” como queriendo desmentir el alma bonachona del también viejo almacenero que en alguna parte sobrevive. Entonces, el oriundo de esta ciudad hoy llena de gente forastera busca la postal del pasado, se queda un momento en su isla nostálgica y le parece ver a la niñita rubia y descalza, canastita al brazo, que le dice al almacenero aquello de... “mama quiere medio kilo de yerba... y yo quiero la yapa”
Gerardo Halley Mora



LA PALABRA Y LOS DIAS: ANONIMAS

Hay una lucha silenciosa e intensa de todos los días cuyo escenario tiene mil frentes. Sobre ella nada dicen los periódicos, las emisoras y las agencias informativas. Usted es, a lo mejor, uno de los combatientes que, hablando en términos de prensa, casi nunca hace noticia.
Decimos casi nunca porque esta vez uno de aquellos ha ganado el primer plano de la información. Hasta hoy, Ricardo Ramírez era un simple soldado de esa guerra sin condecoraciones. A diario salía de su casa en su modesto vehículo de reparto y dejaba en su hogar de los suburbios un niñito y una esposa, cuyas despedidas eran quizás una oración.
Ricardo Ramírez, soldado anónimo del trabajo, fue hoy noticia porque la muerte se arrojo a su paso con sus descarnadas manos. Y cayo, humilde luchador del pan, destrozado, con el vehículo que fue su caballo de batalla en el combate de ganar el sustento para sí y los suyos. Los poetas están siempre listos para cantar a los héroes de la guerra, a los genios de las batallas sangrientas y a quienes luchan, vencen o caen en las aventuras bélicas.
Las plazas públicas suelen ostentar la efigie ecuestre de los titanes de la guerra. Nunca, casi nunca por lo menos, ostentan el monumento al hombre caído en las escaramuzas del trabajo, en las que las armas son las herramientas o los instrumentos de la creación intelectual.
Ricardo Ramírez perteneció a esa legión humilde cuyos miembros quizás jamás tendrán su monumento, a pesar de que él, como otros muchos para quienes el diario sudor y la angustia, y la dureza de la vida fueron las trincheras para batirse valiente, anónimo y silencioso y buscar una victoria hermosa, cuyo trofeo era el pan.
En Ricardo Ramírez que hoy temprano salió de su casa con un beso para un niño, con otro beso para la compañera de su vida y sus sueños, en Ricardo Ramírez que solo con la muerte pudo saltar de su  oscuro anonimato para transformarse en noticia, rendimos homenaje a todos los trabajadores humildes, hombres, mujeres y niños a quienes vemos todos los días en la lucha del pan por calles, caminos, fabricas, oficinas y mercados. Para los héroes humildes del trabajo que quizás, nunca, o muy pocas veces tendrán su monumento.
Gerardo Halley Mora


LA PALABRA Y LOS DIAS: EL CANTOR DE LAS MADRUGADAS

La noche se aleja y como dice el poeta la aurora asoma sus dedos rosados por Oriente. La madrugada ha traído alivio para el tórrido calor del día anterior, prolongado hasta más allá de la medianoche. Pero el día anticipa el horno en que el sol convertirá la ciudad. En esa hora llena de iniciales rumores de la temprana madrugada, Asunción vibra con la ronda sonora de los gallos entre la fronda de los patios suburbanos y aun en los recintos ya más estrechos de las construcciones céntricas. De cuadra a cuadra el vivaz equipo de emplumados cantores se esfuerza afinando en una competencia. “Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora”, ha dicho García Lorca.
La madrugada recuerda con la estridente saeta sonora emitida por el ave doméstica, algunas lecturas. En una de ellas, un hombre de ciencia se propuso estudiar porqué canta el gallo. En este mundo no debe sorprender que personas tan serias y sabias se ocupen de cosas así. Pero el descubrimiento del radar está muy relacionado con la observación del vuelo del murciélago. El motor de reacción es similar al sistema de propulsión de ciertos seres marinos. Estos absorben y expelen agua y así viajan. Leonardo da Vinci, genio singular, estudiaba el vuelo de las aves y trato de construir un aparato de alas móviles agitadas por un sistema de engranajes parecido al pedal de las bicicletas, entonces desconocidas.
Volviendo al investigador primeramente citado, llego a esta  conclusión: el gallo esta acondicionado por una fina sensibilidad de sus sentidos para captar ondas magnéticas emitidas por el sol desde poco antes de aparecer. Asimismo, la llegada de la luz despierta en él el instinto atávico de cantar. Sin embargo, alguien dispuesto a desmentir al sabio en su primera conclusión encendió en plena noche una linterna cerca de un gallinero y los gallos allí alojados lanzaron su canto. Pero éste en tales momentos seria desafinado y sin la gallardía de clarinada del gallo de ese buen vecino nuestro, cuando saluda al sol.
La literatura no se ha olvidado de este animalito cuya tendencia a las mieles del harén son clásicas. Una difundida creación teatral nos presenta al gallo ya entrado en años pero siempre animoso, cuya vanidosa creencia era que su canto hacia salir el sol. Pero viejo como era el emplumado caballero cierta vez se quedo dormido y cuando despertó vio el sol alto en el horizonte.
Grande fue el dolor del anciano animalito al comprobar la falsedad de su inocente creencia: el sol sabía salir, aun sin su clarinada matinal. Aquella comedia, alude, desde luego, a ciertos individuos cuya creencia es sentirse ejes del mundo. Duro y amargo es para ellos comprobar que todo marcha igual, o quizás mejor, sin su presencia.
¿Por qué cantan los gallos? La cosa seguirá interesando a nuestro hombre de ciencia aunque nos parezca una soberana inocentada. Pero es más fundamental para nosotros la persistencia feliz del viejo saludo que los gallitos cantores de la Capital, desparramados por los patios techados con la capa verde del follaje nos brindan de madrugada.
Asunción, ciudad cambiante ha perdido muchos de sus pregones típicos reemplazados por el rugido tempranero de los vehículos. Pero el pregón de los gallitos persiste, felizmente, para poner en nuestros corazones la vibración de su alegre clarinada, indicándonos el momento de avanzar en el nuevo día sobre el campo de batalla de la vida.
Gerardo Halley Mora


miércoles, 12 de abril de 2017

LA PALABRA Y LOS DIAS: EL ESLOGAN

Bien dicen que un idioma es el trasunto de una civilización y una cultura y el resumen de los adelantos técnicos, mecánicos y de otro orden. Por eso hay idiomas con absoluta incapacidad para expresar ideas cinticas, conceptos técnicos o explicaciones mecánicas y abstractas. Al mismo tiempo, el avance constante de la civilización ha ido creando vocablos como las siglas, que se forman por aglutinación de las iniciales de una frase larga, casos del radar y el laser.
Existen también palabras de curso cada vez más corriente y de origen extranjero. Una de ellas es “slogan”*, tan usada en todo momento en propaganda y publicidad. Pues bien, el vocablo inglés “slogan” hace tiempo ha tomado carta de ciudadanía en nuestro ambiente. Por lo que quizás no sea pedantesco formular algunas apreciaciones sobre la misma. El origen del término proviene de los antiguos guerreros montañeses de Escocia, los famosos “highlanders” o habitantes de tierras altas. “Slogan” era denominado el grito de combate o de llamada que aquellos se transmitían de roca en roca cuando salían en campaña. Algo así como la frase de batalla, el lema que convoca a la acción. Ejemplos de “slogans” pueden ser considerados muchos formulados a lo largo de la historia. En el siglo once el religioso francés Pedro El Ermitaño predico la Primera Cruzada y su “slogan” o lema era así: “DIOS LO QUIERE. . .” Esta frase de fuerte sentido místico era repetida constantemente por el predicador en sus arengas a través de las ciudades de la Europa Medioeval. Uno de los mejores “slogans” que se conocen fue creado por Julio César, después de haber vencido al Rey Farnaces del Ponto. Luego de la victoria el gran romano se presento ante el Senado y dijo concisa y lacónicamente, “Veni, Vidi, Vici” o sea, "Vine, Vi, Vencí". Esta frase es de notable fuerza y concisión.
Alejandro Magno, tenía en las batallas libradas en sus campañas bélicas el siguiente lema, en la forma de una arenga dirigida a los soldados macedonios: “Si avanzo, seguidme, si retrocedo matadme, si soy traicionado, vengadme...” De Alejandro Magno, rey de Macedonia, decía Demóstenes que era un muchacho atolondrado. Pero su arenga fue electrizante.
Otro de los célebres “slogans” conocidos en el mundo lo formulo Catón, el Censor, elocuente orador romano, quien visito a la famosa ciudad fenicia de Cartago y quedé impresionado por su riqueza, fuerza y esplendor. Catón, que había sido llamado a la ciudad africana para mediar en un litigio político allí existente no demostró demasiada ecuanimidad cuando se dirigió al Senado de Roma, armando que Cartago era enemiga en potencia del imperio de los Césares. Pronuncio varios discursos sobre este tema terminando siempre sus alocuciones con este “slogan”: “Delenda est Cartago” o sea, “hay que destruir Cartago”. Roma impresionada por la frase desato la guerra púnica y así, un “slogan” torció el curso de la historia destruyéndose la poderosa civilización fenicia rival de Roma.
James Monroe, presidente norteamericano del siglo pasado, impresionado por la amenaza europea de reconquistar las colonias del Nuevo Mundo, creo el lema “América para los Americanos”. Un político argentino acuño otra frase rectificadora. Fue Sáenz Pena con su “slogan”... “América para la humanidad”.
Durante la primera guerra mundial los norteamericanos repitieron hasta la saciedad el lema de: “...La guerra que acabara con las guerras”. Un estimulo muy directo, sin duda, al deseo de paz. Y en la segunda guerra mundial la propaganda aliada hizo suya el repetidísimo “slogan”... “Hacia un mundo mejor”.
Cuando el ataque japonés a Pearl Harbor los norteamericanos plasmaron su deseo de desquite en este “slogan”...“Remember Pearl Harbor”, o sea “Recordad Pearl Harbor”. . . La frase iba impresa en afiches y grabada en discos. Hasta se compuso un foxtrot que luego fue muy popular con. este estribillo. Tanto fue así que el 17 de diciembre de 1944 en que se cumplían tres años del asalto japonés a la base naval norteamericana las firmas comerciales de Nueva York fueron solicitadas para que sus telefonistas atendiesen con la frase “Recordad Pearl Harbor”.
Estos ejemplos demuestran como una frase inteligente, un “slogan”, puede tener una fuerza tan dinámica no solamente en la promoción comercial sino también en el campo de las ideas, la política, la guerra y toda otra actividad humana. Por eso, crear un “slogan” de efecto es tarea propia de mentes aguzadas y de percepción sicológica, para mover los resortes de las emociones humanas.
Gerardo Halley  Mora
* Recientemente, se ha incluido el vocablo ESLOGAN en el Dicc. Castellano (N del A)


lunes, 13 de marzo de 2017

CARTA A MI PEQUEÑO HIJO LAUTARO

Cuando nos toca conocer a un niño que percibe y disfruta del universo de manera diferente, emprendemos un viaje de amor, de aprendizaje, donde se agudizan también nuestros sentidos y somos mucho mas sensibles a los estímulos de nuestro alrededor.

Este niño trae regalos.

Te regala una GRAN LUPA que te permite observar los logros pequeñísimos y te deja ver la grandeza que reside dentro de cada esfuerzo.

Te regalan un RELOJ, uno que va a su tiempo, ni mas lento , ni mas rápido, el suyo, y aprendes a respetar, adecuarte y disfrutar de manera diferente el paso del precioso TIEMPO. Este RELOJ también viene con alarma, uno que vibra cuando es necesario  hacer una pausa y bajar un cambio.
Te muestran un CAMINO, que tiene subidas y bajadas, donde a veces hay que agarrarse fuerte de la mano , tomar impulso y saltar,

Para recorrer este lugar, te presta una TERMITO y te pide que lo llenes con dulce jugo de PAZ-CIENCIA. Liquido vital para poder pasar cualquier obstáculo que se nos cruce , con perseverancia, calma y en otras ocasiones nos de la energía necesaria para romper paredes con mucha fuerza si hace falta.

Sentarse, descansar y pensar también va a ser importante porque fuiste elegida para ayudarlo a escribir su LIBRO. Llenando juntos paginas blancas con risas, llantos,sensaciones, experiencias, dibujos y fotos de personas que fueron conociendo y se sumaron a esta aventura. Sendero que a veces se vuelve confuso, se nubla y no vemos claro a donde vamos y nos da mucha sed. Sed de saber, de entender, de capacitarnos, de respuestas, de ayudar.

Te trae unos ANTEOJOS especiales, son del color que mas te gusta. Hasta acostumbrarse a usarlos , marean un poquito, pero te permiten identificar habilidades especiales, fortalezas, y capacidades donde otros no las ven. 

Te ofrece una CAJITA MAGICA, donde vas a meter palabras, miradas y prejuicios que no aportan nada y absorben energía, Pero al meterlas ahí dentro, se esfuman y  desaparecen. 

Y su AMOR, incondicional ,sincero y puro AMOR, que te alimenta y sana.

Contigo mil veces, TEAmo, mi compañero Lau.

Jazmín Barrail Halley
mamá de Lautaro