miércoles, 12 de abril de 2017

LA PALABRA Y LOS DIAS: EL ESLOGAN

Bien dicen que un idioma es el trasunto de una civilización y una cultura y el resumen de los adelantos técnicos, mecánicos y de otro orden. Por eso hay idiomas con absoluta incapacidad para expresar ideas cinticas, conceptos técnicos o explicaciones mecánicas y abstractas. Al mismo tiempo, el avance constante de la civilización ha ido creando vocablos como las siglas, que se forman por aglutinación de las iniciales de una frase larga, casos del radar y el laser.
Existen también palabras de curso cada vez más corriente y de origen extranjero. Una de ellas es “slogan”*, tan usada en todo momento en propaganda y publicidad. Pues bien, el vocablo inglés “slogan” hace tiempo ha tomado carta de ciudadanía en nuestro ambiente. Por lo que quizás no sea pedantesco formular algunas apreciaciones sobre la misma. El origen del término proviene de los antiguos guerreros montañeses de Escocia, los famosos “highlanders” o habitantes de tierras altas. “Slogan” era denominado el grito de combate o de llamada que aquellos se transmitían de roca en roca cuando salían en campaña. Algo así como la frase de batalla, el lema que convoca a la acción. Ejemplos de “slogans” pueden ser considerados muchos formulados a lo largo de la historia. En el siglo once el religioso francés Pedro El Ermitaño predico la Primera Cruzada y su “slogan” o lema era así: “DIOS LO QUIERE. . .” Esta frase de fuerte sentido místico era repetida constantemente por el predicador en sus arengas a través de las ciudades de la Europa Medioeval. Uno de los mejores “slogans” que se conocen fue creado por Julio César, después de haber vencido al Rey Farnaces del Ponto. Luego de la victoria el gran romano se presento ante el Senado y dijo concisa y lacónicamente, “Veni, Vidi, Vici” o sea, "Vine, Vi, Vencí". Esta frase es de notable fuerza y concisión.
Alejandro Magno, tenía en las batallas libradas en sus campañas bélicas el siguiente lema, en la forma de una arenga dirigida a los soldados macedonios: “Si avanzo, seguidme, si retrocedo matadme, si soy traicionado, vengadme...” De Alejandro Magno, rey de Macedonia, decía Demóstenes que era un muchacho atolondrado. Pero su arenga fue electrizante.
Otro de los célebres “slogans” conocidos en el mundo lo formulo Catón, el Censor, elocuente orador romano, quien visito a la famosa ciudad fenicia de Cartago y quedé impresionado por su riqueza, fuerza y esplendor. Catón, que había sido llamado a la ciudad africana para mediar en un litigio político allí existente no demostró demasiada ecuanimidad cuando se dirigió al Senado de Roma, armando que Cartago era enemiga en potencia del imperio de los Césares. Pronuncio varios discursos sobre este tema terminando siempre sus alocuciones con este “slogan”: “Delenda est Cartago” o sea, “hay que destruir Cartago”. Roma impresionada por la frase desato la guerra púnica y así, un “slogan” torció el curso de la historia destruyéndose la poderosa civilización fenicia rival de Roma.
James Monroe, presidente norteamericano del siglo pasado, impresionado por la amenaza europea de reconquistar las colonias del Nuevo Mundo, creo el lema “América para los Americanos”. Un político argentino acuño otra frase rectificadora. Fue Sáenz Pena con su “slogan”... “América para la humanidad”.
Durante la primera guerra mundial los norteamericanos repitieron hasta la saciedad el lema de: “...La guerra que acabara con las guerras”. Un estimulo muy directo, sin duda, al deseo de paz. Y en la segunda guerra mundial la propaganda aliada hizo suya el repetidísimo “slogan”... “Hacia un mundo mejor”.
Cuando el ataque japonés a Pearl Harbor los norteamericanos plasmaron su deseo de desquite en este “slogan”...“Remember Pearl Harbor”, o sea “Recordad Pearl Harbor”. . . La frase iba impresa en afiches y grabada en discos. Hasta se compuso un foxtrot que luego fue muy popular con. este estribillo. Tanto fue así que el 17 de diciembre de 1944 en que se cumplían tres años del asalto japonés a la base naval norteamericana las firmas comerciales de Nueva York fueron solicitadas para que sus telefonistas atendiesen con la frase “Recordad Pearl Harbor”.
Estos ejemplos demuestran como una frase inteligente, un “slogan”, puede tener una fuerza tan dinámica no solamente en la promoción comercial sino también en el campo de las ideas, la política, la guerra y toda otra actividad humana. Por eso, crear un “slogan” de efecto es tarea propia de mentes aguzadas y de percepción sicológica, para mover los resortes de las emociones humanas.
Gerardo Halley  Mora
* Recientemente, se ha incluido el vocablo ESLOGAN en el Dicc. Castellano (N del A)


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