domingo, 3 de agosto de 2014

ESTAMPAS: Deuda externa y Biblia

Algo debe andar mal, muy mal, en este mundo. cuando que al nacer un negrito en la más mísera de las favelas del Brasil, y sólo por el hecho de nacer, ya está debiendo 1.000 dólares. Sin haber comido nada, sin haber consumido nada, con sólo salir de la cálida proyección de las entrañas maternas, ya tiene encima una enorme deuda. Lo mismo puede decirse de un bebé argentino, colombiano o mexicano. Es el peso de la deuda externa de estos países, y de otros, sobre el que un economista dice que “hipoteca todo el porvenir de Latinoamérica".
Un político, López Michelsen, ex presidente de Colombia, dice que “hipoteca toda la soberanía de Latinoamérica", mientras que otro político apunta que el país de mayor deuda externa no está en Latinoamérica, sino en el Norte, en los mismísimos Estados Unidos de América, que es el país de más grande deuda externa en el mundo, pero con la ventaja de que sus banqueros pueden elevar arbitrariamente los intereses de las deudas latinoamericanas, mientras el Tio Sam especula con el alza y la baja de sus dólares y allí no ha pasado nada.
En esta coyuntura, se recuerda que durante la gran depresión de los años treinta, la situación internacional era casi la misma, y que el único país en el mundo que logro pagar su deuda externa, fue Finlandia. Al resto, se les tuvieron que condonar, posiblemente porque entonces había un poco más de buen juicio en este mundo. Hoy, existen países que si destinaran todas sus exportaciones a pagar la deuda, y no importaran absolutamente nada, en un año, sólo estarían pagando los intereses, y el capital seguiría aplastando su economía y su porvenir. Lindo panorama. Y suerte que en ese orden de cosas, nuestro país está fuera de la ruta del alud, aunque indudablemente, el cataclismo del "entorno" continental, nos hará llegar sus sacudidas.
A esta altura de las cosas. Fidel Castro, siempre a la pesca de la oportunidad de liderar cualquier causa "simpática", lanza la consigna de NO PAGAR y se acabó, un remedio peor que la enfermedad misma, porque al que no paga se le cierra el crédito, y sin crédito, los llamados "países pobres" o del "tercer mundo" o “"subdesarrollados" o en "vías de desarrollo" caerán en la catástrofe social, económica y política. Circulo vicioso perfecto: si no paga los créditos de ayer no tendrá los créditos de hoy. Y el crédito es el soporte de economías nacionales, por centenares.
Ahora bien, se preguntará el lector: ¿A qué viene eso de la Biblia en el titulo? La respuesta está en Levítico, que habla del año del Jubileo, entre los hebreos, que se celebra cada siete años, lapso llamado de "rescate general". En esas celebraciones "cada cual recobrará su posesión" (aunque deba por ella. se supone). Y habla también de las angustias del deudor moroso, el cual. "si no hallare arbitrio de juntar el precio. retendrá el comprador (acreedor) lo comprado hasta el año del Jubileo. en el cual todo lo vendido se ha de restituir a su antiguo dueño y poseedor".
Con razón dicen que la Biblia es el Libro de los Libros, refugio, amparo, consuelo y solución de la desesperanza y la angustia. Porque volviendo a nuestro tiempo, la convicción es que la deuda externa no se va a poder pagar, o se la va a pagar condenando a la pobreza a las dos terceras partes de la humanidad, y que la solución está en un nuevo orden económico mundial, que debe empezar, volviendo a la Biblia, creando un plazo para pagar, y vencido el plazo.. . ¡Jubileo! Todo el mundo recuperando lo suyo... y a empezar de nuevo.
No hay otra solución. No hay otro camino, salvo aquel que lleve al cataclismo... sin necesidad de gastar mucho en bombas atómicas.
Mario Halley Mora - MHM

No hay comentarios:

Publicar un comentario