miércoles, 12 de junio de 2013

Comentario í: Un tecoreí de novela




A veces somos víctimas de bromas que al principio nos causan sorpresa, y después, si tenemos el debido sentido del humor, nos hacen reír a nosotros mismos. Uno de estos casos de bromas, bastante pesaditas pero de la que mejor es reírse, nos tiene por protagonistas, o mejor dicho, por víctimas. Porque algún desconocido bromista, que debe ser un tecoreí de novela, se ha tomado el pesado trabajo de recortar cuanto cupón de pedidos de información encuentra en las revistas sobre cursos por correspondencia y ofertas de artículos originales, llena tales cupones con nuestro nombre y dirección, y los envía. Así, nuestro amigo el, cartero, que de vez en cuando sólo nos traía un liviano sobrecito con la carta de algún amigo, aparece ahora sudoroso y cargado de grandes paquetes. Así, ya hemos recibido un catálogo sobre un curso de detectives por correspondencia, cuatro o cinco de cursos de fotografía, con revelado y todo; seis o siete de dibujo artístico y otra media docena de dibujo humorístico; más de diez de cursos de administración de empresas, contabilidad moderna, hipnotismo, como también catálogos para fabricar arbolitos, enanos al estilo japonés, y hasta no faltó la oferta, proveniente de USA, de enviamos por 100 dólares una muñeca de plástico (muy realista) para que "no nos sintamos muy solos" (seguro que recortó el cupón de una revista pornográfica) . Lo malo del caso, es que la costumbre de esta gente que envía sus catálogos, no se desalienta cuando uno no contesta, sino insiste generalmente con otra tanda de aun más gruesos y generalmente, mejorando las tarifas iniciales, de modo que la intención del bromista parece ser asfixiamos bajo una montaña de papel, lo único que puede pasar, porque si el propósito es tomarnos del pelo, la cosa no resulta porque no le vemos la gracia, o si es ponernos histéricos, tampoco. Ahora, si sólo se trata de una broma de algún amigo cercano o algún enemigo lejano, la cuestión da para reírse, no por la broma en si, bastante estúpida, sino por el bromista, tan poco original. Además, debe ser un (o una) tecoreí de novela porque tomarse semejante trabajo de recortar cupones, meterlos en un sobre e ir a depositarlos al correo, revela una pobre alma simple de alguien que tiene mucho tiempo que perder, y lo pierde realmente con su extraño proceder, en vez de dedicarse a ocupaciones mas útiles y lógicas.-
Mario Halley Mora - MHM  



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