domingo, 25 de mayo de 2014

TEATRO BREVE: BRISA DE OTOÑO

BRISA DE OTOÑO
Personajes
Ella: 45 años
El:    48 años.
El, asomado a las puertas de su casa. Asoma Ella.

Ella: Buenas tardes, señor... ¿Es Ud. del barrio?
Él:    Si, señora... ¿en qué le puedo servir...?
Ella: Busco la casa del señor Toñanez... ¿La conoce?
Él:    SI, es aquella, frente a la columna, con la sinesia sobre la muralla.
Ella: Gracias, señor... ¡Es Ud. muy amable!
Él:    Eh... ¡oiga, señora! esa es la casa, pero... Toñanez se mudó ayer....
Ella: ¿De veras? ¡Qué pena...! ¿Y por casualidad...?
Él:    No, no dejó dicho a nadie adónde se mudaba. ¡Ay, el señor Toñanez nunca sobresalió por su cortesía con los vecinos...! Oh, disculpe, ¿es su pariente...?
Ella: Oh, no... Nada de eso. Además, comparto lo de falta de caballerosidad. Resulta que le debo dinero... Y como hoy vence... en fin...
Él:    ¡Pues me alegro que se mudara!
Ella: ¿Se alegra? ¡Pues si no le puedo pagar!
Él:    Por eso mismo, porque él tampoco puede cobrar, je je je je!
Ella: ¡Tengo la impresión de que Ud. no fue muy amigo de Toñanez!
El:    ¡Ni un poquito!
Ella: Hay hombres que pasan por la vida así. ¡Rechazando amigos...! En fin... me voy, señor... ¡uy, que pena!
Él:    ¿Qué le pasa?
Ella: Bueno, debo tomar el micro y... ¡no tengo cambio! ¿No tendría Ud. cambio de mil?
Él:    Sí, sí. Creo que si... a ver... (Extrae la cartera) siempre se me tranca la cartera... je jee je... ¿de cien, dijo...?
Ella: Sí... mire... se le cayó una fotografía... (La levanta) Tómela..,
Él:    Gracias, siempre se me cae...
Ella: ¿Es... su esposa? Es bonita, señor...
Él:    Era...
Ella: Oh... ya no sabía, disculpe...
Él:    [Ríe) No seré el primer viudo que encuentra en su camino. . . ¡Sírvase. , . cuarenta, cincuenta... y uno de quinientos, mil!
Ella:  Muchas gracias... iadiós, señor...!
Él:    Eh... señora... me parece que se olvidó de darme el billete de mil...`
Ella: Mi Dios... ¡qué vergüenza...!
Él:    Nada de eso... ¡Yo también soy de distraído...!  se me pierden cosas a cada momento... pierdo esto, aquello, lo otra... en fin, desde que Leticia... iOh... en fin...!
Ella: ¿Se llamaba Leticia?
Él:    Si...
Ella: ¿Hijos...?
Él:    No, Ni uno... a veces yo pienso que si por lo menos hubiera una... ¡Pero no fue...!
Ella: Lástima, porque los hijos consuelan...
Él:    ¿Y cómo lo sabe...?
Ella: ¡Yo tengo dos...!
Él:    ¿Así que Ud. también...?
Ella:  Sí. Soy viuda.
Él:    ¿De veras...? ¡Mire qué casualidad! Pera sinceramente, con su estampa juvenil...
Ella:  (Ríe) ¡Por favor! nada de piropos... además, no soy tan juvenil, ¡tengo 45 años...i
Él:    ¡Y yo 48...! ¿Se da cuenta? ¡Tres años más...! ¿Y cómo son los mita-í?
Ella: ¿Qué mita-í?
Él:    ¡Sus hijos!
Ella: Oh (Ríe) no hay tal mita-í. El mayor estudia medicina, y el menor está ahora en al Cimefor...
Él:    ¿Son robusta; y sanos...?
Ella: Ufff... unos matungos... ¡De comilones...!
Él:    Y dígame...
Ella:  ¿Si...?
Él:    ¿De veras de vera que es Ud. viuda?
Ella: ¿Por qué me lo pregunta?
Él:    No sé... disculpe.
Ella: Bueno, señor... es Ud. muy amable. ¡Y le agradezco su interés por mis hijos...!
Él:    ¡Triste suerte...! ¡Como no puedo tener interés por los propios...! En fin, señora... a sus órdenes, ¿eh? ¡Me llama Carlos Martínez...!
Ella:  Y yo...(Ríe)
Él:    ¿Que... qué la hace reír...?
Ella: Mi nombre. Da la casualidad de que yo me llamo Leticia...
Él:    ¡Leticia!
Ella:  ¿Si...?
Él:    Oh... no, nada... pero... ¿de veras que se llama Leticia? porque... ¡mire que si es una tomadura de pelo...!
Ella: ¡Señor!
Él:    (Apresurado) Perdón, perdón... Es que...comprenda, señora. Ella, la otra Leticia... hubiera tenido hoy su edad, su mismo cabello entre rubio y gris... su misma mirada alegre... y tal vez... ¡sus dos matungos del corazón...!
Ella:  Señor Martínez... Si le causo alguna tristeza...perdóneme. Yo también conozco lo que son los recuerdos... y la soledad, por eso lo comprendo... .  ¡No se ponga triste...!
Él:    ¿Triste? No sé. Ud. me prohíbe que me quede triste. Bueno. Pero no me prohíba que quede... un poquito esperanzado...
Ella:  ¡Señor...! ¡No se me va a declarar! Por favor... ¡RÍE!
Él:    TODAVIA no.
Ella: ¿No se da cuenta que ya estamos viejos?
Él:    ¿Viejos? No. Digamos que... ya no somos jóvenes. Mire aquel árbol... ¿ve?
Ella: Si, ¿qué tiene?
Él:    Tiene cien años....  mucho más que nuestras edades sumadas... Y sigue dando flores...
Ella: Señor Martínez... Ud. está logrando... que... ¡que después de tantos años me ruborice!
Él:    ¡Señal de juventud!
Ella: ¡Por favor! Bueno... ¡ahora sí que me voy! iMi Dios! ¡qué hombre!
Él:    Oh oh oh oh oh... _
Ella: ¿Que le pasa? '
Él:    ¡Me parece que recuerdo que alguien dijo que Toñanez se mudó a Barrio Jara,..!
Ella: ¡Bien, me voy a buscarlo allí!
Él:    ¿Quiere que le acompañe y que busquemos juntos... Leticia?
Ella: ¿Ud..? ¿Que me acompañe a buscar? (Ríe) y al final de cuentas... ¿por qué no, Carlos...?

T E L O N
Mario Halley Mora - MHM



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