martes, 27 de mayo de 2014

TEATRO BREVE: EL REBOTE

TEATRO BREVE: EL REBOTE
Personajes
Dan José: Maduro, rico.
Carlos:      Joven, humilde.
Una sala.   En ella, D, José. Golpean la puerta. Don José abre.

D. José:     ¿Qué quiere...?
Carlos:      ¿Don José... Pestalozzi?
D. José:     Si, servidor. ¿Qué quiere?
Carlos:      Poca cosa, señor. Pero debo asegurarme antes de que Ud. es don José Pestalozzi . . .
D. José:     Lo soy desde hace 52 años, amigo. Y si me va a tener acá para discutir si soy o no soy quien soy, pierde el tiempo. O es el nuevo método para vender alguna porquería?
Carlos:      No, señor. No vendo nada.
D. José:     Entonces, por tercera vez. ¿Qué demonios quiere? Es la hora del almuerzo...
Carlos:      Ya la sé. Mi barriga también me lo recuerda. Para se da el caso de que he encontrado una cartera...
D. José:     Ah, sí. La perdí...
Carlos:      Con abundante dinero...
D. José:     Exactamente 23.456 guaraníes. Más un registro de conductor...
Carlos:      Y una tarjeta de visita suya, con su dirección. ¡Y aqui estoy!
D. José:     Aqui está Ud., ¿pero dónde está la cartera?
Carlos:      Aqui está, sírvase...
D. José:     Muy bien. No le detendré contando el dinero.
Carlos:      ¡Está todo!
D. José:     ¿Cómo lo sabe...?
Carlos:      Pues lo conté, y la cantidad coincide con la que acaba de decir Ud.: 23.456 guaraníes...
D.José:      ¿Si? ¿Y bien...?
Carlos:      ¿Y bien qué...?
D.José:      ¿Qué más quiere...?
Carlos:      No le entiendo, señor.. . .
D.José:      Bueno. Ud. ha encontrado mi cartera. Me la ha venido a devolver, Ha hecho su gusto...
Carlos:      ¿Debo entender que me debo ir.,.?
D.José:      ¿Tiene otra cosa que decirme...?
Carlos:      ¿Y Ud.? ¿No tiene nada que decirme?
D.José:      ¿Por ejemplo?
Carlos:      Por ejemplo gracias.
D.José:      No me diga que me trajo la cartera sólo por el gusto de escuchar un "gracias".
Carlos:      No. Vine con una esperanza, Soy pobre, la cantidad que Ud. perdía es respetable  y,..
D.José:      Quería que le diera un premio en efectivo, ¿no?
Carlos:      Sinceramente. Me haría bien un pequeño refuerzo...
D.José:      ¿Y por qué no se quedó con todo?
Carlos:      No hubiera sido honesto, señor,
D.José:      ¿Y Ud. cree que es honesto mendigar una recompensa por una... "buena acción“,. ?
Carlos:      Un momento, Yo no vengo a mendigar. Sólo a esperar lo justo. Ud. perdió dinero. Yo se lo recupero. Es honesto que yo espere cierta gratitud de su parte.
D.José:      Mire. Mi gratitud la tiene. Pero no en efectivo. Escúcheme, amigo. En cuestión de negocios, los sentimientos no cuentan.
Carlos:      ¡Vaya conceptos que tiene Ud.!
D.José:      Son los que me hicieron rico. Tener ideas estrictas, tener un norte seguro, sin detenerse en sentimentalismos. Ud., mi amigo, dijo que es pobre. Pues nunca saldrá de pobre, se lo aseguro. Ud. es un vacilante.
Carlos:      ¿Yo, un vacilante?
D.José:      Sí. Un vacilante. Me contó que había contado el dinero. ¿Sabe para que lo contó? Para saber si más valía la pena quedarse con él, o devolverlo. Su “honestidad” es elástica, Si allí hubiera encontrado cien mil guaraníes, hubiera mandado la honestidad al diablo y se hubiera quedado con todo. Había poco dinero, luego, le salía barato ser honesto, y de paso, darle un mordisco a los 23 mil y pico que encontró. Pues, señor, yo no me presto al juego.
Carlos:      Dígame,.. señor. Si Ud. hubiera encontrado esa cartera, ¿se hubiera quedado con todo...?
D.José:      Sin vacilar un momento, señor. Hubiera pensado: es mío, primero porque lo encontré yo. Segundo, porque el que lo perdió es un hombre rico, conforme se ve por el cuero de cocodrilo auténtico de la billetera, y además, porque solamente un hombre rico tiene semejante cantidad consigo, como para gastos menudos. En tercer lugar, el dinero es mío, porque quien pierde semejante cantidad, es un sonzo. Y en esta vida, el vivo vive del sonzo.
Carlos:      Pero... ¿Y su conciencia?
D.José:      ¿Mi conciencia? Estaría satisfecha, amigo. En paz. Tengo conciencia de comerciante. El bien es más dinero, el mal, perderlo.
Carlos:      ¿Así que esa es su filosofía de la vida?
D.José:      Pensando así, me hice rico.
Carlos:      ¿Y Ud. cree que si yo pienso así...?
D.José:      Seria un hombre inteligente, que vive al ritmo de su tiempo, que está armado para triunfar en la vida.
Carlos:      ¿De modo que si yo hubiera guardado el dinero..,?
D.José:      Lo hubiere felicitado, aunque sea mentalmente...
Carlos:      ¿Quiere revisar la cartera?
D.José:      ¿Revisar la cartera...? ¿Para qué...? está bien... pero... ¡aqui no hay nada!
Carlos:      Claro, como que el dinero lo tengo en el bolsillo...
D.José:      ¿Y con qué derecho?
Carlos:      ¡Cómo! ¿ahora me pregunta con qué derecho? ¿Y sus consejos? ¿Y su filosofía? ¿y su conciencia de comerciante? ¿O es que sólo valen cuando se aplican a Ud.? En cuanto a mi conciencia, está tranquila. Ud. no sólo está conforme con el procedimiento, sino que es su propio procedimiento para triunfar. ¿Por qué no me va a servir a mí?
D.José:      Pero hombre... es mi dinero...
Carlos:      No, señor. Según sus principios, es mi dinero. Porque lo encontré yo. Lo perdió Ud., que es un sonzo. Y según su filosofía, el vivo vive del sonzo. ¡Buenas tardes, señor! Y me alegro mucho de haberle devuelto... su valiosa cartera... ¡Buenas tardes!
T E L O N
Mario Halley Mora - MHM

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