TEATRO
BREVE: EL COBRADOR
Personajes
Don
Abel: 30 - El patrón.
Don
Carlos: 60 - El cobrador.
Doña
Luisa: 30 - La madre.
ESCENA I
Abel: ¡Don Carlos...¡
Carlos:
¿Patrón...?
Abel:
Hay trabajo para Ud., Especial para
Ud., don Carlos... Se trata de una cuenta...
Carlos:
Pero si desde luego ese es mi trabajo.
Cobrar cuentas. Hace 25 años que soy cobrador de la firma...
Abel:
Bueno. Es que... esta vez, es todo o
nada. Se trata de la máquina de coser que le vendimos a los Hernández. Han
dejado pasar varias cuotas. Y el asunto ya se pone feo. De acuerdo al contrato
de compra, tenemos derecho a retirar esa máquina, si no pagan hoy. Por eso
decía... ¡Un trabajo especial para Ud.!
Carlos:
¿Y por qué es un trabajo especial para
mí, don Abel?
Abel:
Porque Ud. es el mejor cobrador que pedirse
pueda, don Carlos. Ud. siempre cumple, mi amigo. O cobra o sanciona. Je je
je... a veces creo que... bueno, tanto andar en el oficio, le ha convertido el
alma en un pagaré, estampillado y todo. . .
Carlos:
¡Don Abel...l
Abel:
¿Pero por qué se pone así...? en su
caso... es un elogio. Es Ud. el perfecto cobrador. Ciego a las lágrimas ajenas,
sordo a todo sentimentalismo. Desde luego... no se puede esperar esas
debilidades de un solterón solitario como Ud. .Je je je... y ahora, ande.,.
cobre, o tráigame esa máquina.
Carlos:
Si, don Abel... sí. Este... ¿un pagaré,
dijo?
Abel:
¿Por su alma? Sí. Frío, definitivo y
total. Eso, eso, el mejor cobrador de la plaza... jeje je je...
ESCENA II
Carlos:
Buenas tardes... ¿el señor Hernández...?
Luisa:
No está, señor. ¿Es urgente...?
Carlos:
En cierto modo... s|. ¿Regresa hoy...? -
Luisa:
Oh, no. Cuando regresa, solo Dios lo
sabe. ¿Es Ud. su amig0...?
Carlos:
No... sólo venia a...
Luisa:
Ah... claro, no siendo su amigo... no
tiene obligación de saberlo...
Carlos: ¿Saber qué....7
Luisa: Lo de mi marido. El pobre está en Bella
Vista, en el Hospital. Resulta que fue a sacar la libreta de salud, y en la
radiografía apareció que...
Carlos:
Caramba. Bueno... entonces tendré que
arreglar esta con Ud.
Luisa: ¿De qué se trata...?
Carlos: De la máquina de coser. Soy el cobrador de la
casa y... se atrasaron unas cuotas... a ver... 61.000 guaraníes... y si Ud. no
paga, no tendré más remedio que llevármela...
Luisa:
Eso no puede ser. Déjeme que le
explique...
Carlos: ¿Que me explique a mi? ¿Y para qué...? Yo sólo
cumplo órdenes, señora. Me dijeron, O paga o te traes la máquina...
Luisa: ¿Pero en que situación quedo yo...? Tengo
tres hijos, señor. Ahora están en la escuela, los tres. Me falta mi marido... y
todo se carga sobre mi, la comida, la ropa, el alquiler...
Carlos: Bueno, señora, esos son problemas de Ud. Mi
problema es cobrar o llevar la máquina...
Luisa: Pero si esa máquina es la que me salva la
situación, señor. Traigo costura a casa. Cosa toda la noche uniformes para
soldados. Y de lo que me pagan, vivo y viven mis hijos... y hasta ayudo con
unos remedios para mi esposo...
Carlos: Todo muy noble, señora. Pero yo soy solamente
un empleado que cumple ordenes.
Luisa: ¿Y nunca le ha interesado la mala suerte de
su prójimo?
Carlos: ¿Y que tengo que ver yo con el prójimo? Me
ordenan, cumplo, y asi vivo, señora...
Luisa:
Pero hombre de Dios... ¿qué tiene Ud. en
lugar de corazón...?
Carlos: En lugar de corazón, no sé, Pero hoy ya me
dijeron que en lugar de alma... tengo un pagaré...
Luisa: ¿Y eso le enorgullece?
Carlos: Como cobrador, si.
Luisa: ¿Y como hombre?
Carlos:
¿Como hombre...?
Luisa: Si, señor. Un cobrador puede cerrar los ojos
V llevarse la máquina que es pan para tres criaturas. Pero... un hombre, debe
tener sentimientos…
Carlos: ¿Sentimientos?
Luisa:
Si, para condolerse de la suerte del
prójimo. Para ser generoso, para aflojar las consignas ante la debilidad de una
mujer, que soy yo. He dejado mi trabajo
de maestra y me he vuelto costurera, para seguir manteniendo y cuidando a mi
familia, Señor. ¿No le dice algo eso al corazón....?
Carlos:
Vuelva a su cargo de maestra...
Luisa:
¿Y Quién Se queda a cuidar a mis hijos?
Al irse mi marido, tuvimos que despedir a la muchacha... Pero... ¿es tan
importante el cumplimiento de su deber para que tres inocentes paguen por el?
Carlos:
Pero Ud. debe dinero, y me han dado la
orden... `
Luisa:
Ojala esto mismo le suceda a sus
hijos...
Carlos:
No los tengo... Ni los quiero, ni los
quise. Vivo solo, y... ¡no me pesa!
Luisa:
Si. Le pesa, hombre. Claro que le pesa.
Vaya a saber por qué. Su mal es el de la soledad. No tuvo hijos, ni los quiere,
dice Ud. y miente. Los quiere, pero ya es viejo, y su soledad se le vuelve
amargura, y su amargura rencor, rencor contra el mundo, contra la gente, a
quien Ud. le dice: pague o reviente, pague o reviente...
Carlos:
¿Ud. cree que yo soy asi...?
Luisa:
Claro que si. Y se acabó, señor
cobrador. Ahí está la máquina... ¡llévesela!
¡LLEVESELA DE UNA VEZ, señor cobrador!
ESCENA III
Carlos: Estoy de vuelta, don Abel..,
Abel:
¿Misión cumplida?
Carlos:
Misión cumplida,
Abel: ¿Trajo la máquina?
Carlos:
No. La señora pagó.
Abel:
¿Pagó...? ¿todo?
Carlos:
Si. Todos los pagarés atrasados.
Abel: Muy bien. Lo felicito. Vaya a rendir a la
Caja. Y otra vez, felicitaciones...
Carlos:
Don Abel,.. a propósito de ir a la
Caja...
Abel: ¿Si...?
Carlos:
No es mi costumbre... Ud. sabe lo
ordenado que soy. Pero tengo un pequeño problema... y... ¿Podría hacerme un
vale contra mi sueldo...?
Abel: Cómo no. ¿Por cuánto...?
Carlos:
Por... 61,000 guaraníes, don Abel. Por 61.000...
T E L O N
Mario Halley Mora - MHM
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