lunes, 8 de julio de 2013

Comentario i: Einstein le contesto . .



Primero fueron Emisoras Paraguay (un poquito en las generales de la Ley), las que acogieron con entusiasmo nuestra idea de incluir entre las golosinas y bebidas de las canastas de Navidad un libro paraguayo, y en el programa de fin de año en que sortearán 500 canastas, incluirán un libro paraguayo en cada una de ellas, además de" incluir en las tandas comerciales, la breve frase de "Ponga un libro paraguayo en su canasta de navidad". Luego fue, según Relaciones Públicas de Antelco, una orden del Coronel Duarte, en el sentido de incluir un libro paraguayo en los obsequios de Navidad que envía la Institución a superiores y colaboradores. Y finalmente, el diario ABC, es el que protagoniza el gesto generoso de reproducir el comentario - í de Patria, de asociarse a la idea, e incluso, analizarla en una nota editorial. Si adjudicamos éxito a la idea, no es "éxito de nadie en particular ni de nada en general, sino el éxito del buen sentido, o si se quiere, la negación de que el "sentido común es el menos común de los sentidos" como sostienen algunos pesimistas. Porque justamente es una demostración de sentido común, y hasta agregaríamos de juiciosa búsqueda de coincidencias ennoblecedoras que diversos medios que no se tiran precisamente flores en cuestiones de diversa magnitud, se encuentren de pronto unidos en una florida esquina de líricas intenciones que buscan el bien común y la difusión de algo tan importante y necesario como la lectura de libros paraguayos. Sobre el punto, coincidimos en que el progreso literario no sólo se reduce a que se produzca libros, sino que los libros se lean, se discutan, se critiquen y se analicen. Al respecto, dicen que Einstein visitó a un magnate que se enorgulleció en mostrarle su biblioteca, riquísima. El sabio miró los pulidos estantes, los libros cuidadosamente desempolvados y pulcros, las lujosas encuadernaciones. .. e hizo un gesto de desprecio que no escapó a su anfitrión, que no pudo menos que preguntarle a qué se debía su rechazo a semejante riqueza bibliográfica. Einstein le contestó: "Mi amigo, yo considero a los libros más preciosos, cuanto más manoseados, sucios y deshojados están". Algo de eso debemos buscar nosotros. Que los libros paraguayos se difundan, se presten, se ajen y se deshojen por el uso. Material abundante de dicha literatura paraguaya existe, a pesar de la liviana, impropia, quizás un poco egocéntrica afirmación de alguno que dijo que la literatura paraguaya no existe.  
Mario Halley Mora - MHM

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