sábado, 25 de agosto de 2012

Comentario í: Contrabando de leche


El supuesto, bien justificado por cierto, es que el Gobierno Nacional está arbitrando todas las medidas tendientes a reprimir todas las formas del contrabando. Se trata, a juicio de los entendidos de determinaciones de defensa de intereses del fisco, y al mismo tiempo, de defensa de la industria nacional, que se ve enfrentada a competencia desleal por las mercancías de contrabando cuyos similares se produce aquí. Todo, pues, obedece a una preocupación patriótica y a fundamentos inatacables. Sin embargo, en el curso de la semana que termina escuchamos por radio las declaraciones de una dama, empresaria de la industria láctea paraguaya. Elogió las medidas que se toman, también, en defensa de ese rubro. Detalló las enormes inversiones que se han realizado en la industria láctea, desde la producción rural de leche hasta su tratamiento industrial y se refirió también a los serios compromisos crediticios que han asumido. Todos esos factores, otorgan mérito y razón a la lucha contra el contrabando de leche, en todas sus formas. Pero, a renglón seguido, y no escuchamos mal, dijo que tal como estamos ahora con las fuentes de materia prima castigadas por las condiciones naturales adversas y una cierta escasez de forrajes, la industria lechera sólo puede satisfacer la demanda nacional en un 40%. y es en este punto donde surge el tema de reflexión. La leche es un alimento fundamental, y si sólo producimos el 40% de la demanda, quiere decir que de cada diez niños sólo cuatro reciben el alimento. Por lo que se debe mirar las cosas con criterio más amplio y desde luego, no pedir que se permita introducción ilegal de leche extranjera, sino que se facilite la importación legal para cubrir el déficit del 60%, y que esa importación, coyuntural sea permitida también o más bien exigida, a los empresarios del rubro lechero, los que mis agudos compromisos tienen con el consumidor, y que ahora, aparecen favorecidos con las medidas fiscales que frenan la competencia ilegal. Se subsanaría así, un inconveniente, que está preocupando a las amas de casa, en el sentido de que no consiguen leche, especialmente para los niños, y que incluso, se quejan de la calidad de algunas marcas locales, y de la impuntualidad de los proveedores directos, es decir, de la granja al consumidor, modalidad que todavía subsiste en nuestro mercado consumidor. Claro que la leche de soja se está constituyendo en valioso substituto, pero esa ya es otra cuestión, que no afecta a los industriales de la leche – leche.-
Mario Halley Mora - MHM

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