sábado, 4 de mayo de 2013

Personaje: MI AMIGO MATEO



Desde días atrás había venido observando que mi amigo Mateo tenía el rostro adusto, preocupado, como de insomne, tanto que el hombre, que se a afeitaba pulcramente a diario, tenía una barba de tres días cuando me encontré con él en la calle.
Yo - Hola, viejo, perdoname, pero te veo algo desmejorado.
Mateo - ¿Se me nota?
Yo - A la legua, hermano.
Mateo - Es que las cosas no van bien por casa.
Yo - Bueno, si es una versión domestica.
Mateo - No, no. Puedo contarte, así pierdo un poco de presión.
Yo - Claro, si hay problemas, hay que hablarlos. ¿Qué pasa?
Mateo --Es mi señora, Miriam. Ha comprado una tijera de podar. Así de grande.
Yo - ¿Y qué tiene de malo que Miriam haya comprado una tijera de podar?
Mateo - Es que en nuestro jardín apenas tenemos un croto raquítico. También ha comprado un cuchillo de trinchar Tramontina, grande como para destripar un buey.
Yo - Cosa de mujer  . . de su casa . . .
Mateo - Es que ella no cocina nunca. Cocino yo. Y Dios sabe que no necesito semejante cuchillo en la cocina. Y está también la tijera de podar . . .
Yo - Para algo le servirá la tijera de podar. Las mujeres son imaginativas.
Mateo - Ahí está el asunto. Es que ella estuvo viendo la tele un día. Yo estaba preparando mi cena en la cocina, y de pronto ella pegó un aullido de alegría, saltó como un hincha de Cerro cuando su equipo mete un gol, y llorando y riendo fue abrazarse con la vecina.
Yo - Habrá visto una noticia importante.
Mateo - ¡ Horrible!
Yo - ¿Pero que noticia?
Mateo - Que absolvieron a la chica que le cortó el pájaro al marido. Nunca le vi tan feliz.
Yo - Y dejala...!
Mateo - Es que después nomás compró la tijerota de podar, y sólo tenemos un croto. Y el cuchillo ese que parece una espada de Samurai.
Yo - ¿De modo que...?
Mateo -No duermo desde entonces.
Yo - ¡ Por favor, esperar eso de Miriam!
Mateo - ¿Viste la carita de pollito mojado de la corta-pene?
Yo - Creo que estás paranoico.
Mateo - ¿Por que compró la tijera de podar si sólo tenemos un croto? ¿Para qué el cuchillo de acero especial que nunca pierde su lo según la propaganda?
Yo - ¡Y eso te produce insomnio y angustia! Es increíble!
Mateo - Te voy a confesar. Me compré cuatro calzoncillos anatómicos de invierno, tipo esquimal. Para dormir me pongo los cuatro.  Por si acaso, el cuarto al revés, así se confunde en la oscuridad.
Yo - ¿Temés que te corte el . . .?
Mateo - Exactamente. Después del juicio de la chica, ya van cuatro penicidios. ¿No lees los diarios?
Yo _- Un momento. Vamos a poner en claro. La chica esa, Bobbit creo, sufría mucho. Su vida sexual era terrible. Su marido la violaba. ¿Haces vos lo mismo con Miriam?
Mateo - No, es al revés. Yo no violo a Miriam, más bien la desviolo. Voy al otro extremo, caí en la rutina matrimonial, o sea casi no le doy pelota, literalmente. ¿Ves que es al revés?
Yo - ¿Cómo al revés?
Mateo - Según leí, un sicólogo dijo que la chica le cortó el pene al marido, destruyendo casi simbólicamente un instrumento de tortura.
Yo - ¿Y bien?
Mateo - En el caso especial de las relaciones sexuales, la tortura puede ser tanto por exceso como por carencia. Preguntale a Alicia.
Yo - De modo que vos... con ella...?
Mateo --Muy de vez en cuando, te repito. Además, no sé cómo ella siempre se entera de algunas aventuritas. Y eso también convierte al pájaro en instrumento de tortura sicológica. Ella es moderna y lee mucho, che.
Yo - ¡Pero Mateo! Vamos a racionalizar. Supongamos que Miriam soporte un déficit penal, de pene, no de pena. ¿Porque va a hacer semejante barbaridad y quedarse sin nada?
Mateo - ¿Y vos le llamas a eso racionalizar? Es cuestión de aritmética, hermano. Si me corta y lo arroja a la basura yo ya no tengo repuesto, ella se puede conseguir otro, más activo.
Yo - Bueno, en última instancia te lo pueden volver a implantar, como al marido de la ecuatoriana.
Mateo - ¿Con la cantidad de perros hambrientos y gatos vagabundos que hay en el barrio? ¡Por favor! Ya me veo sangrando y destripando gato en rescate de mi héroe de cien batallas.
Yo - Me parece que está exagerando,
Mateo -¡ Si te cuento!
Yo -¿Hay más?
Mateo - Ella sacó el cuadro de San Miguel Arcángel de nuestro dormitorio
Yo - ¿Puso otro santo?
Mateo - No, puso la foto de la Bobbit. Este . . . decime. ¿Puedo dormir esta noche en tu casa?
Le dije que no, que no tenía espacio para alojarlo, con cierto sentimiento de culpa,  porque . . . ¿Para que compró Miriam una tijerota de podar si sólo tienen un croto, y un cuchillo de trinchar si no cocina? Además, Mateo., de ser cabezudito, lo es.
Mario Halley Mora - MHM

No hay comentarios:

Publicar un comentario