domingo, 11 de agosto de 2013

Comentario i: El Dr. Argaña y el pañuelo colorado

Cuando el Dr. Argaña, joven, flamante, enérgico Presidente de la Corte Suprema de Justicia, hizo una referencia al uso del pañuelo colorado, inmediatamente surgieron las interpretaciones tendenciosas, dando a lo dicho por el Dr. Argaña, un alcance mucho más amplio del que tenia. Nosotros pensamos mucho sobre el asunto y arribamos a la diferencia sutil que existe entre DESPOJARSE de un pañuelo, y dejar de usarlo. Despojarse de él significa renunciar al significado que tiene, y dejar de usarlo, al menos en este caso, es el gesto reverencial de un hombre de principios ante la majestad de una misión augusta cuyo primer requisito es la libertad de conciencia. Eso nos lleva a colegir que el pañuelo colorado deI Dr. Argaña, el orgulloso pañuelo colorado que luce desde la adolescencia en 1946, está guardado, pero no olvidado, por la misma razón de que así como el hombre está formado por sus circunstancias, también está enriquecido por sus convicciones, y a éstas no se renuncian jamás, menos aún, cuando de esas convicciones surgen el equipaje moral, la visión del universo, el patrón de medida de las cosas y de los hombres, que no colisionan, sino coinciden con aquellas normas que deben regir la conducta ante la alternativa de un destino superior. La militancia en un Partido político tiene una nobilísima connotación porque a través de ella se hace igualmente una militancia en la democracia, donde hombres del calibre del Dr. Argaña hacen méritos para acceder no solamente a la militancia en la Justicia, sino al liderazgo de la Justicia, induciendo a toda gente de buena fe, la convicción de que los mismos valores que cimentan un decente, austero, inteligente aliento de un ideal partidario, serán aplicados en el sostenimiento de un alto ideal de humanidad, toda vez que aquel ideal partidario genere principios de solidaridad, justicia y bien común, como es el caso del Partido simbolizado en el pañuelo colorado, hoy "en pabellón", del Dr. Argaña, y que seguirá siendo honrado, en la medida en que el señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia, haga honor con conducta, decoro, lucidez y ponderación a la enorme responsabilidad recaída sobre sus hombros. Al final de cuentas, un Partido, un pañuelo simbólico (esté donde esté) se justifican cuando proporcionan al país, hombres de selección que lo conduzcan hacia saludables destinos.
Mario Halley Mora - MHM (publicado el 17 de octubre de 1983)

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