sábado, 17 de agosto de 2013

Comentario i: La Cuarta Guerra Mundial

Se cuenta el chuseo episodio de aquel señor que leyó en el diario que al final de cuentas, nuestro mundo no era sino un insignificante pedrusco viajando por el espacio mas o menos a 27 mil kilómetros por hora. Después leyó sobre los misiles rusos, los contramisiles norteamericanos, que entre ambos arsenales se puede ya matar setenta y cinco veces a cada habitante del planeta. Leyó sobre las nuevas armas químicas, bacteriológicas, de rayos laser. Se entero que ni ya el cielo, morada de Dios, estaba limpio del armamentismo humano y que ya habla satélites capaces de disparar rayos y cohetes sobre la tierra. Leyó de la avaricia de los países desarrollados y el hambre de los llamados del tercer mundo. Y entonces no pudo más y salió, la calle gritando: "POR FAVOR, PAREN EL MUNDO, QUE ME QUIERO BAJAR". Había estallado en él la angustia que atosiga a millones de seres que habitamos este planeta andariego y lo imposible, que el mundo parara en una esquina del Universo, que se bajara para perderse en la nada. Lastimosamente, tal cosa no es posible. Estamos prisioneros de nuestro planeta, y esa sensación de encierro, que es real, ha movilizado la imaginación de tantos escritores de ciencia-ficción, que sobre el molde de los inocentes aldeanos que escapan del reino del ogro, se trepan, a colosales naves Interplanetarias y van a buscar nuevos mundos para colonizar y crear una sociedad olvidada de la guerra, del odio y de la destrucción. Pero eso pertenece a la fantasía. No hay manera de escapar de la predestinación de ser alguna vez protagonistas, victimas o mártires de la historia y de los acontecimientos, ni hay manera de escapar al miedo de que precisamente a nosotros, nos toque presenciar y sufrir el horrendo cataclismo encerrado en los arsenales atómicos de las Grandes potencias. Lo único que nos da un poco de consuelo en este orden de cosas, es que poco a poco, los grandes estadistas del mundo, van tomando conciencia de que las cosas evolucionan sobre los carriles del miedo mutuo, y saben que en una guerra atómica, no habrá naciones vencedoras, sino un planeta cocinado al horno con todo sus habitantes, cosa que ojala no ocurra, ni ocurra la predicción de Einstein que dijo que la Tercera Guerra Mundial será atómica, y si por casualidad queda alguien para pelear en la Cuarta Guerra Mundial, lo hará con cascotes, lanzas y garrotes. Que perspectiva . . . 
Mario Halley Mora - MHM

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