jueves, 11 de abril de 2013

Comentario i: Cena a beneficio



Toda ayuda que se pueda poner al  alcance de nuestros hermanos afectados por la creciente, siempre resultara importante, en mayor grado aun ahora, en que a los elementos agresores, se suman el frio y la llovizna, que pueden ocasionar necesidades y enfermedades, especialmente entre los niños de corta edad. Sobre el punto, es reconfortante ver con qué generoso espíritu, distinguidas damas de todos los sectores, empezando por la propia Primera Dama de la Nación, se dan de lleno a la tarea de ayudar y de socorrer, con un generoso ánimo jesucristiano, con solidaridad sincera, y bajo esa premisa de hacer el bien por el bien mismo, sin esperar otra respuesta, ni otro mérito que la satisfacción del deber cumplido. En este espejo de espontaneidad sincera, deberían mirarse otras personas y otras Instituciones que también, pero un poco más tibiamente, intentan establecer algunas fuentes de ayuda, procurando, de paso, capitalizar un poco de publicidad de sus acciones, y de elevar sus títulos de figuración social. En este orden de cosas, entendemos el generoso desinterés de los jóvenes artistas, profesionales o aficionados, que hacen festivales y trabajan gratuitamente para allegar fondos para contribuir a los caudales del socorro general, pero no entendemos a algunas Instituciones que llaman a sus socios a una gran cena, o una cena - Show, o a un desfile de modelos, para recaudar fondos. Es como decir, "venga a divertirse, a ver lindos modelitos, a comer bien, y de paso, ayude al que no se divierte, ni viste bien ni está en condiciones de comer". ¿Por qué, preguntamos, no se incluye en la ayuda el costo de la comida, el cachet de los artistas, el jornal de las modelos, y hasta el precio de los vestidos exhibidos en la bolsa general de las recaudaciones?. Estas reflexiones, se nos suscitan cuando escuchamos por radio, la publicidad de estos acontecimientos sociales que tienen una finalidad benéfica. No está muy bien, pues habría que dejar de lado todo el aspecto social del caso, la comilona, la diversión, la sofisticación, y dedicar TODOS los recursos que en ellas se gasta, a acrecentar el fondo de ayuda. Por lo demás, es un poco cuestionable la generosidad de las personas a quienes hay que motivar, a través del estomago y de la diversión, para que se inclinen a realizar un acto de humanidad que no necesita de otro incentivo que la compasión y la solidaridad.
Mario Halley Mora - MHM

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