martes, 16 de abril de 2013

Comentario í: Es más saludable bien lejos que cerca


Nunca faltan lenguaraces, especialmente en los círculos del arte y de la bohemia, donde, contra todo lo que se puede pensar, las envidias son más turbias, las competencias más feroces, las autoestimaciones más infladas, los resentimientos más letales y las enemistades más agudas ....pero mejor disfrazadas, que en cualquier otra parte. Y precisamente fué un lenguaraz el que nos vino con la noticia, o el chisme, o lo que sea, que el poeta que más admiramos (y que seguiremos admirando pese a todo) el amigo que dos veces se jugó por nosotros asi como nosotros nos jugamos por él sosteniendo su excelsitud poética insuperada ...en una reunión de intelectuales, echó pestes contra nosotros, diciendo algo así como que es más saludable tenernos bien lejos que cerca, como si padeciéramos alguna forma de lepra moral. Al principio, no quisimos creer aquello, pero el lenguaraz insistió y repitió algo que dijera nuestro gran poeta, que sólo podíamos conocer él y nosotros, y no podía ser invento de ningún chismoso, de modo que no tuvimos más remedio que creerle. Y sentimos una pena inmensa  y por qué no, esa especie de anonadamiento que debe sentir quien siente caer el rayo sobre su cabeza. Pero aún así, hicimos examen de conciencia, tratando de descubrir algún gesto nuestro, alguna conducta, algunas palabras dichas en mala hora, que podían haber ofendido a nuestro amigo. Y no encontramos nada. En realidad, no nos une una amistad muy cercana, con un trato diario, íntimo, sino más bien (hasta hace poco, claro) un alto sentimiento de ida y vuelta, de admiración, de estima, de confianza en la inteligencia de uno y del otro. Por otra parte, con nuestro carácter "avá" (como dice Ernesto Báez) nuestros amigos son pocos y escogidos, y no tenemos con nuestro admirado poeta amigos comunes, a lo que es igual, enemigos comunes que pudieran llevarle un chisme, esta vez de aqui para allá. De tal suerte que a la maligna información, correspondió de nuestra parte una profunda extrañeza. De ciertos espíritus selectos no esperamos nunca golpes bajos, y cuando ellos se producen, nuestro propio mundo interior, sostenido por creencias de delicado equilibrio se tambalea y erosiona. Pero precisamente en homenaje a ese equilibrio interior nuestro, y de nuestra fe en los hombres de riqueza de alma, preferimos pensar que el mal recuerdo con que nos fulminó, no fue sino resultado de un momento de ofuscación o de un chisme. Otra explicación no cabe.
Mario Halley Mora - MHM

No hay comentarios:

Publicar un comentario