lunes, 14 de noviembre de 2011

Comentario i: Gonzalez Delvalle recogiendo basura


Algunos amigos, curiosos, me preguntan por qué, cada vez que el panfletero González Delvalle me ataca gratuitamente, y ya van 18 artículos, yo me despacho con una amable carta abierta al Director del Diario en que escribe. Cartas que si tienen algo de dureza, no es más que la dureza de la verdad, de la verdad que solo parece insultante, cuando uno vive en el engaño, o en el autoengaño, como bien podría ser cuando se trata de ocultar algún complejo de inferioridad con alguna manía mesiánica, como parece ser el caso. Además, para explicar esto, me viene a la memoria, un episodio de la guerra aérea en la Primera Guerra Mundial, cuando aviadores ingleses bombardearon, con m ...... una ceremonia de presentación de la bandera que se hacía en una base aérea italiana. Pero resultó que uno de los pilotos de aquella escuadrilla italiana era Gabriel D' Anunzio, el gran poeta. Este, que además de poeta era valiente, subió a su avión y fue a bombardear la base aérea inglesa ... con un gran ramo de rosas, al que iba pegado una notita: cada Nación honra a sus adversarios con lo mejor de su alma. Como soy un convencido de que los simples seres humanos nunca nos equivocaremos imitando el ejemplo de los inmortales, prefiero jugar a ser grande e ignorar lo que produce y con lo que bombardea mi compadre, y dedicarme a demostrar a su patrón que eso está mal, que es un abuso, que no es ético respaldarse en la Ley del tiraje para dañar por simple maldad, cosa que un Director que conoce su oficio, y la carga moral de su cargo, no debe permitir. Un diario con "fe en la Patria", debe ser también un diario con fe en el hombre, y de acuerdo a ese principio, no puede aceptar que yo sea tan integralmente perverso como su escriba quiere demostrar, atacando, atacando, volviendo atrás en el tiempo, recogiendo basura, juzgando y sentenciando sin el menor espíritu de equidad, revelando un frenesí mas digno de una camisa de fuerza que de  corbata de periodista, herido tal vez porque alguna vez acepté ser el padrino de su hijo pero no su compadre en sus sorprendentes cambios de acera, porque quedó en evidencia como pura cáscara, cuando rehuyó un diálogo público y decente, una de las cosas, por otra parte, que lo descalifican y hacen que en vez de contestarle a él, le conteste a su patrón, dentro de las buenas maneras del caso.
Mario Halley Mora - MHM

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