lunes, 14 de noviembre de 2011

Comentario i: Plagiarios

Existen plagiarios "plagiarios, " o decir, aquellos que sin rubor alguno, sin vergüenza y con mucha audacia, copian el trabajo ajeno y lo firman muy orondamente; y otros más sutiles pero no menos sinvergüenzas, que toman el trabajo ajeno, y tal vez con un diccionario de sinónimos en la mano, cambian algunas palabras pero no el sentido general del trabajo. Así a nosotros mismos nos ha ocurrido ver cómo un trabajo nuestro apareció disfrazado de esa manera bajo otra firma, y allí donde nosotros pusimos sociedad, el pirata puso comunidad; donde pusimos el medio social, puso el mundo social; donde pusimos sosiego puso tranquilidad; donde pusimos desmoronamiento puso alud, donde pusimos sombrío puso oscuro; donde pusimos aliento puso angustiado, y así, otras aberraciones más que, daban una tenue capa, de pintura a nuestro trabajo, y se publicaba desaprensivamente en una revista de morondanga. De primera intención, irritados tuvimos la intención de publicar en dos recuadros, gemelos el trabajo Original y la copia firmada, pero después pensamos que el esfuerzo no valía la pena. Plagiarios habrá siempre, o por lo menos, mientras existan amorales que no reparan en medios para brillar, aunque sea con el fuego robado de los sudores ajenos. Además, el plagiario no está solo, los hay muchos, incluso más sutiles y más inteligentes, como aquel que quizás tenga capacidad de escribir, pero no tiene ideas, no tiene imaginación, no pesca los temas en un rapto de inspiración o en un sacrificado explorar de su mundo interior, y sencillamente, se apropia del tema ajeno y lo desarrolla a su manera,  cosa que "sería sumamente correcto si se molestara en indicar el origen de su trabajo en el trabajo ajeno el  único requisito para que su trabajo sobre un tema imaginado por otro, tenga validez real. Porque para el escriba honesto, suele ocurrir que lee un artículo un libro, un cuento, un ensayo, y el tema lo apasiona, cree "buenamente" que él puede desarrollarlo A SU MANERA arrancar del mismo punto y caminar hacia otro destino. Entonces repetimos, si es honesto, encabezará su trabajo mencionando la fuente, y a partir de allí, demostrar sus propias uñas de guitarrero. Esto, fundamentalmente, porque de la misma manera que a uno le pertenece su escrito, en la misma medida le pertenece el descubrimiento del tema, como aquel que se hizo una medalla de una pepita que extrajo de las rocas. Medalla y pepita son suyas.
Mario Halley Mora - MHM

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