domingo, 11 de diciembre de 2011

Comentario í: La uña encarnada


Decía aquel amigo nuestro: " ... las cosas se me vinieron amargas en estos días. Mi hija, casada, que estaba de visita en casa se fue disgustada y jurando que no vendría nunca jamás, y menos, traería a mi nieto para que, lo viera. Mi señora no me dirige la palabra hace 7 días, y en realidad, tiene razón, porque en treinta años de casados no le dije una grosería semejante a la que le disparé en la cara. El jardinero que suele venir a trabajar, todavía sigue viniendo, pero cortó nuestras relaciones por lo sano, y ya no me doy el gusto folclórico de tomar con él un tereré mientras poda el pasto o limpia el seto vivo. En la oficina, el señor Jefe me llamó al orden y me dijo que mi Secretaria se habla quejado de que nunca había trabajado con un "boca sucia" como yo. Y hasta mi perro ya no mueve más alegremente la cola cuando ­ llego a casa, sino por el contrario se va a esconderse debajo del ropero, memorioso de la patada que se ligó la última vez. Pues bien, el culpable de todo esto, es mi dedo gordo, que tiene la uña encarnada,  y lo que ocurrió es que mi nieto me lo pisó y se ligó un coscorrón, y mi señora puso una silla donde no debía, y tropecé y aullé aquellos insultos imborrables para ella, y el jardinero dejó mal apoyado su rastrillo que resbaló y me dio justo en el dedo, y mi Secretaria abrió la puerta desde afuera justo cuando yo la abría desde adentro, y claro, me golpeó el dedo enfermo, y solté allí el vocabulario de carretero que la ofendió a muerte, y mi perro tan regalón cuando llego a casa se puso a saltar de contento a mi alrededor y no le vi y chuté el portón y entonces vino la patada que lo condicionó para siempre a tenerle miedo al ex amo y actual ogro. En fin, haciendo un balance, me animé y fui al pedicuro del Dr. Scholl donde había un letrerito que dice: si le duelen los pies le duele todo el cuerpo, y dije "mentira", si le duelen los pies, especialmente si es por la uña encarnada, le duele la vida toda, odia a la Humanidad, perros incluidos, y se vuelve un ser insoportable para os demás. Tal es mi culpa, que creo la pague de sobra pasando el infierno aquí en la tierra cuando la pedicura corto un poquito acá, otro poquito allá y de un tirón saco la maldita uña, como si fuera una muela, solo que sin anestesia. Y ahora el dedo vendado, ando tratando de ganar el perdón de todos a quienes he ofendido, con perro y todo”
Mario Halley Mora - MHM   

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