domingo, 11 de diciembre de 2011

Comentario í: Picardía juvenil


Cualquiera que haya pasado su juventud por los colegios secundarios, guarda en la memoria, por más viejo que sea, pintorescas anécdotas de picardía juvenil, de bromas pesadas y sutiles, de las cuales, generalmente, las víctimas eran los profesores, sin descontar desde luego las bromas que LOS PROFESORES solían hacer a los alumnos, como aquel recordado pa-í Velloso que enseñaba Latín, y cuando en la mesa examinadora le decía al alumno que daba pruebas finales "Vete con Dios, hijo mío", era señal segura de que le calificaba con un humillante aplazado. Pero el caso que nos llama la atención hoy, ocurrió según una revista, en Sudáfrica, donde, en un Colegio, instalaron en el jardín una réplica de un caballo al natural, cuyo original habría sido esculpido por el mismo Miguel Angel. El viejo profesor de Historia del Arte del Colegio se sintió cautivado por el caballo, enamorado del caballo, alucinado por el majestuoso equino de bronce. Y no paraba de acarrear a todo el curso hasta el jardín para dar, bajo el ardiente sol, sus clases sobre el genio del escultor, sus grandes conocimientos de anatomía, la magia de su cincel, la fuerza muscular de la bestia, trasmitida al metal o al mármol. La cosa resultó fatigosa a los alumnos, cansados de tanto sol y tanto arte caballar y decidieron jugarle una broma al profesor. Cada mañana, depositaban detrás de la escultura, un respetable montón de boñiga de caballo que habían recogido en una granja cercana, como si el caballo de bronce se hubiera aliviado los intestinos. Cuando el profesor lo vió, el asombro y el desconcierto se pintó en su rostro, pero no dijo nada. A la mañana siguiente, otra porción de boñiga fresca estaba en su sitio. Y el profesor no dijo nada. Pero cuando al tercer día apareció el mismo fenómeno, el profesor no pudo más y preguntó a todos: ¿Quién es el gracioso que pone esa boñiga ahí? Los cuarenta, alumnos se miraron "desconcertados" unos a otros, y uno pregunto: ¿a qué boñiga se refiere, señor profesor? Tartamudeando, el viejito pregunto ¿pero . . .entonces . . Uds. no ven boñiga allí? Cuarenta Jóvenes y serias cabezas se movieron negativamente. Nadie más que el profesor concebía que un caballo de bronce tuviera funciones post - digestivas. Las fatigosas clases al sol se suspendieron ese mismo día, y cuentan que el profesor pidió cita al siquiatra, a quien le confesó: "Dr. creo que me estoy volviendo esclerótico o maniático, veo defecar a un caballo de bronce”
Mario Halley Mora - MHM  

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