domingo, 11 de diciembre de 2011

Comentario í: Tragedia de los veranos


Alguien en cualquiera de los sectores, incluso el privado como la Cruz Roja que tiene cuatro camilleros voluntarios en los partidos de fútbol, debe tomar cartas en el asunto. E instalar salvavidas profesionales en tantos lugares donde la gente acude a buscar el alivio de las playas a los intensos calores. La semana pasada, la crónica de los diarios empezó a anunciar la acostumbrada tabla trágica de los veranos, y para nuestra propia desolación, el sábado fuimos testigos impotentes de cómo un anciano era arrastrado por las aguas en remansito, y desaparecía en el turbión. El domingo, supimos de otros dos ahogados, y el lunes, amanecimos con la noticia de que el hijo de una buena amiga, la Doctora Sena, también había muerto en las mismas condiciones. Faltan urgentemente pues, vigilancia profesional, especialmente en las playas del río Paraguay, y en otros ríos y arroyos profundos del interior, para evitar estas tragedias que enlutan el verano y los días finales del año. Además, una causa algo lejana, es que en nuestro medio, pocos jóvenes saben nadar, y quizás nadando, defender su vida. Hay desde luego, profesores de natación, pero cobran porque son profesionales. Hay clubes que enseñan a los hijos de sus asociados a nadar, pero el ser asociado implica un status económico que otros no alcanzan. Y muchos niños y muchachos quedan sin aprender a nadar, no obstante lo cual, a veces soslayando el permiso de los padres, se van a los, riachos, lagos y arroyos a arrojarse al agua. Y el agua es traicionera, a veces es engañosamente playa, pero allí cerca acecha el barranco. A veces es engañosamente calma, pero por debajo una traidora correntada succiona al bañista hacia las profundidades. Y cuando caen en esas trampas, los bañistas que no saben nadar, están perdidos, por la rapidez que ocurren las cosas, por el vano esfuerzo de salvadores ocasionales que intentan el salvataje, y . . . por la falta de salvavidas profesionales, entrenados incluso para revivir al ahogado. En un diario del exterior leímos un breve recuadrito de una repartición publica: “Hay vacancia para salvavidas profesionales con adiestramiento paramédico. Concurrir a . .” No estaría mal seguir el ejemplo, porque tal como están las casas, el verano parece época propicia para la cosecha de la señora guadaña, tanto en las playas, como en las rutas, pero este ultimo, ya es otro tema
Mario Halley Mora - MHM

No hay comentarios:

Publicar un comentario