domingo, 11 de diciembre de 2011

Comentario i: Preguntas infantiles


De los labios de los niños y de los borrachos a veces salen “grandes verdades" dice el viejo refrán. Y recordamos esto, cuando hace unos días, un abuelo estaba mirando, y oyendo, en la Televisión, un concierto de la Orquesta Sinfónica de Viena. A su lado, estaba su nietecito de tres años, también capturado por el hermoso espectáculo en colores del suntuoso teatro, la multitud, los músicos y la música. Pero en un momento dado, el nieto le preguntó al abuelo: "Abuelo qué hace ese señor parado, moviendo allí un palito?" Sonriente, el abuelo le contestó que era el Director de la Orquesta, el que mandaba sobre todos los músicos, y que los músicos tocaban de acuerdo a los movimientos que hacía con, el "palito". El chico quedó pensativo un momento, volvió a mirar la pantalla, y de nuevo preguntó: "Pero ¿cómo va a dirigir a los músicos si ninguno de ellos le mira?". El abuelo fijó la vista en la pantalla, y realmente, comprobó que los músicos tenían las vistas fijas en sus respectivas partituras, y según se veía, casi nunca levantaban los ojos hacia el, Director. Así, con una, inocente pregunta infantil, se le planteó una duda que le acompañaría por mucho tiempo. Como la mencionada, hay un verdadero repertorio de preguntas infantiles llenas de una tonta sabiduría que a veces resultan imposible contestar. "Si la tierra es redonda, ¿por qué no se caen los que andan de costado o de cabeza?". "¿Puedo hacer un agujero y salir al otro lado del mundo?". "Si Dios está en el cielo ¿por qué no le ven los astronautas?". "Si podemos aprender a nadar como los peces ¿por qué no podemos aprender a volar como los pájaros?". Preguntas que tienen la virtud, muchas veces, de dejarnos mudos, porque aunque disparatada en el fondo, la pregunta infantil siempre tiene una lógica que el adulto no puede aprehender sin caer, él también, en la fantasía, que no es el remedio para contestar seriamente una pregunta, porque si vamos al caso, la base de toda fantasía es la mentira, y al niño no hay que mentirle nunca, según dicen. Mientras tanto, padres y abuelos, por los siglos de los siglos, seguirán siendo acosados por atormentadas preguntas, aunque muchas de ellas por medio de las nuevas concepciones de la educación infantil ya pueden ser contestadas con la verdad, como cuando el nene pregunta. “¿De donde vienen los nenes?”
Mario Halley Mora - MHM

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