domingo, 11 de diciembre de 2011

Comentario i: Padre postizo


Hoy, domingo, nos toca contar una nueva versión de nuestras "historias anodinas", y para el efecto, cabe recordar el episodio que nos contó, expresamente para esta columna dominguera, un joven e Ilustre abogado, y que de hecho, no resulta al mal tan anodino. Pero Igual lo contamos. Llamémoslo Rafael al protagonista, que estaba en vísperas de contraer matrimonio después de un largo noviazgo, pues, la novia habla esperado pacientemente a que él se recibiera, de abogado precisamente. Tan solo quince días antes de su casamiento, ocurrió la tragedia en la familia. Su única hermana, casada, y el marido de ésta, tuvieron en el camino a Itapúa un accidente de automóvil y perecieron los dos, dejando huérfanos a un varoncito de un año y a una niña de tres. Los abuelos paternos de los huerfanitos, dijeron estar "demasiado viejos" para encargarse de las criaturas, y por, su parte, Rafael y su finada hermana, ya no tenían padres, de que el único pariente vivo que quedaba era el tío Rafael. Este, no tuvo mas remedio que hacerse cargo "temporalmente" de las criaturas y contrató una señora para cuidarlas, ya trasladadas a su casa. Analizando la cuestión, y habiéndose encariñado con los sobrinitos, decidió que aquello de "temporario” no podía ser. La adopción sería permanente. Y allí se le planteo el problema, pues cuando discutió la cuestión con su futura esposa, esta no quiso saber nada de iniciar su vida de casada con dos hijos .... ajenos. Se plantaron, cada uno en sus respectivas posiciones, y pronto, Rafael comprendió que la alternativa era, o su novia o los bebés. Optó por los bebés, y la novia, apoyada por sus padres, rompió el compromiso. Rafael, que trabajaba bien, sobrellevó airosamente su papel de papá - postizo y aunque quien nos conto su historia no lo dice, suponemos que el amor y la ternura de los niños, le hizo olvidar su fracaso sentimental. Pasó el tiempo, los chicos aprendieron a  decirle papá y Rafael volvió a encontrar novia que no puso objeción alguna a convertirse en mamá al dia siguiente de casamiento. Hoy, constituyen una pareja feliz. Rafael y su esposa tienen hijos propios, y en la familia asi constituida, reina el cariño y la fraterna armonía que solo una mujer sensible y buena puede establecer. Y por su parte, Rafael es feliz, cumplió con su hermana, cumplió con los huerfanitos y les dio un hogar y tuvo la suerte de encontrar la mujer que necesitaba. Por eso, esta historia no es tan anodina.
Mario Halley Mora - MHM

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