domingo, 25 de septiembre de 2011

Comentario í: Amigo sincero


Comentario í: Amigo sincero
Conversamos telefónicamente con un distinguido amigo, conocido por la agudeza de su inteligencia, y no sabemos cómo, se nos escapó que Fulano es un "amigo sincero". Nos replicó enseguida: "basta que digas que es un amigo, porque siendo amigo, tiene necesariamente que ser, sincero, y si no es sincero, no es amigo”. Realmente, fue una amable lección de cosas, porque realmente la amistad no tiene gradaciones, ni zonas de luz y de sombras, ni escalones, ni patrones, ni medidas. Es amistad, y basta, y como sentimiento, su naturaleza envuelve como primer componente, la sinceridad. Partiendo de esa idea, quizás también pequemos de cortos de vista espirituales cuando decimos que "saludamos cordialmente", porque un saludo cordial es un saludo cálido, sentido y amistoso, y si es un saludo frío, 'ya no es saludo, sino el cumplimiento protocolar de una norma de la educación. De todo ésto, quizás sea, enriquecedor sacar la conclusión de que nos atemos menos a las fórmulas y nos atengamos más a los sentimientos genuinos, y en cuanto a la amistad, sentirla "Sinceramente" o no sentirla, porque si el sentimiento amistoso no es sincero, estaríamos siendo desleales con el amigo, con nosotros mismos, y con el sentimiento de la amistad, una triple traición en un solo acto, algo ya bastante exagerado. Sin embargo, queda el hecho de que una persona, si es una persona de posición, quizás livianamente blasone de, "tener muchos amigos", y se le presentará con mucha frecuencia verdaderos problemas de carácter moral, porque resulta que no todos los que se dicen amigos, los son verdaderamente, ya que la amistad es un camino abierto hacia el corazón del prójimo que es libre para todos, para los leales y para los interesados, y la única forma de determinar la calidad del "amigo", es la inteligencia, o la astucia y la penetración para conocer el corazón ajeno. En este sentido, algunos han creado fórmulas que son tan escurridizas como las que se inventan para ganar la ruleta. Una de estas formulas es que el amigo siempre nos mira a los ojos cuando nos habla, cosa que tiene poca validez, si se tiene en cuenta que el egoísta, el interesado y el caradura están “entrenados” para mirarnos directamente a los ojos, y a lo mejor, el verdadero amigo, por timidez o respeto, no es capaz de hacerlo. Todo lo cual, invalida las formulas en este sentido, aunque podemos atenernos a lo que dice Alfonso Reyes: “amigo mío es aquel que no pide nada, ni me dice nada que este contra mi conciencia”
Mario Halley Mora - MHM

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