domingo, 25 de septiembre de 2011

Comentario i: Soledad del Poder


Comentario i: Soledad del Poder
Solemos envidiar livianamente a veces, a los privilegiados de la Historia que han alcanzado el poder y la figuración, sin detenernos a reflexionar sobre el alto precio que el ser humano paga por la posición alcanzada. En alguna parte, leímos algo sobre la “soledad de poder”, es decir, la del hombre signado por el índice de la Historia que ha alcanzado altas posiciones, y se da cuenta de que la cima adonde llego, es para uno solo, que allí ya no hay la calidez de la compañía y de la amistad, sino la fría cortesía de los servidores cuyo espíritu oscila entre los mandatos de la lealtad, y los egoísmos del interés. El hombre que ha alcanzado el poder, ni siquiera puede compartir sus angustias como ocurriera en esta anécdota que recogemos de las “Memorias de un Espía Ingles”, de autor desconocido, pero de gran circulación en los años posteriores a la II Guerra Mundial. Refiere un infernal problema de conciencia a la que se enfrento Churchill en los días de la guerra. La Inteligencia británica, después de muchos sacrificios había logrado descifrar lo que se llamo El Enigma, es decir el Código Secreto que los alemanes utilizaban en sus comunicaciones militares. Mucha gente anónima pago con su vida esta trascendental conquista, mediante la cual los aliados ya estaban en condiciones de anticipar los movimientos de los ejércitos del Reich. Y se dio la casualidad de que la primera comunicación descifrada, fue la orden de Goering para que la aviación alemana, arrasara la ciudad inglesa de Coventry, sin dejar piedra sobre piedra.Y allí se le presento el dilema a Churchill. Si ordenaba evacuar la ciudad, o si reforzaba las defensas antiaéreas o si ponía una escuadrilla de cazas para protegerlas, estaría confesando implícitamente que los ingleses conocían el código militar de los alemanes, estos cambiarían  el código, y el sacrificio de tantos años quedarían en la nada, y se perdería la capacidad de anticipar los movimientos de tropas del adversario. Churchill tenía que dejar que los alemanes destruyeran Coventry, sabiendo que allí se perderían como se perdió, miles de vidas inocentes. En efecto, la aviación alemana no dejo piedra sobre piedra en la ciudad, y se creó a partir de aquella destrucción, el verbo “Coventrizar” como sinónimo de destrucción y de muerte. Y todas aquellas vidas perdidas, necesariamente perdidas, pesaron sobre la conciencia de Churchill, hasta la hora de su muerte.
Mario Halley Mora - MHM

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