domingo, 25 de septiembre de 2011

Comentario i: La esquina de Kubitschek y Mariscal López


Comentario i: La esquina de Kubitschek y Mariscal López
Ya una vez habíamos hablado de este tema: la peligrosa forma en que chiquitines, algunos de no más de cuatro años, ofertan la venta de sus diarios, por la mañana y por la tarde en la esquina de Kubitschek y Mariscal López, y de Kubitschek y España. Habíamos dicho, y ahora nos ratificamos, que semejante sistema de vender diarios, que consiste en lanzarse a la calzada cuando el semáforo da luz roja y ofrecer el diario, cuando no se lo pone directamente en las narices del conductor, es terriblemente peligroso para los chicos, y más aún para los muy chicos que deben competir con los más grandes, e incluso, con una desmelenada mujer que también hace de canillita. Peligroso, porque como queda dicho, se lanzan a la calzada cuando hay luz roja, y permanecen allí al encenderse la verde, de modo que para volver a la acera los chicos deben torear TRES FILAS de automóviles que arrancan siempre apresuradamente. Los más grandecitos pueden apañarse más o menos, pero a los más chiquitos que, repetimos, apenas se los ve desde un asiento de conductor, corren gravísimo peligro, y constituye ya un milagro que a estas horas, no se hayan producido accidentes lamentables. Que pueden producirse en cualquier momento, a juzgar por lo que vimos un par de días atrás: los chicos ya no esperan EN LA ACERA la luz roja para que los autos se detengan, ya están sobre la misma calzada, alertas, diario en alto corriendo serio peligro porque no todos los frenos son instantáneos. Es más, hay chiquillos de 4, 5 Y 6 años, cuyo trabajo en cierto modo "Kamikaze" es vigilado por una ceñuda señora que los observa desde la acera. Posiblemente la mamá, a quien vimos el lunes pasado, más o menos a las 19:00 horas, pegar un inmisericorde puñetazo en el rostro de un chiquillo de 4 ó 5 años, por el "pecado" de que no era muy diligente ni audaz para vender sus diarios, y a esa hora de la tarde, tenía aún muchos ejemplares que vender, o quizás devolver. Semejante espectáculo, en una céntrica esquina, entre un importante hospital y la Embajada Americana, no es de los que favorecen mucho la imagen de nuestra ciudad capital. Bien es cierto que el rostro de la pobreza es duro, y que el trabajo infantil es a veces necesario, pero que no se vuelva explotación del niño, o que se realice dicho trabajo dentro de un margen aceptable de seguridad, no en la forma suicida que vemos en la mencionada esquina.
Mario Halley Mora - MHM

No hay comentarios:

Publicar un comentario