domingo, 25 de septiembre de 2011

Comentario í : "¿Cuándo ha conversado Ud. la última vez con su hijo?


Comentario í : "¿Cuándo ha conversado Ud. la última vez con su hijo?
Cuando tuvimos ocasión de estar en China (de este lado) entramos a un supermercado de Taiwán, y nos llamó la atención un gran cartel, en el que aparecía un anciano de rostro severo, apuntándole con el dedo al que mirara, y haciendo una pregunta, que no desciframos porque estaba escrita en caracteres chinos. Pensamos que se tratarla de algo así como: "Está preparado Ud. para combatir por su Patria?" o "Ha pagado Ud. sus impuestos? Pero no se trataba de eso, conforme nos aclaró nuestro amable anfitrión chino. El conminatorio anciano del cartel decía simplemente al ciudadano: "¿Cuándo ha conversado Ud. la última vez con su hijo?". Nos impactó aquella preocupación. Sabíamos desde luego que en China existe un gran sentido de la unidad familiar, mucha reverencia a los padres, y cuando se trata de los ancianos, este gesto reverencial llega a la devoción, que incluso se extiende en mayor profundidad a los antepasados ya muertos. Por eso, aquel cartel, con su contenido, tenía una gran fuerza, como que la que se contiene en una apelación para seguir manteniendo valores que son viscerales en la antigua y refinada civilización de aquel país y de aquella raza. Pero para nosotros, lo más importante es que esta apelación a la conservación de las tradiciones, se iniciaba por lo esencial en toda unidad familiar: el diálogo, la comunicación entre padre e hijo, en los que no sólo entran en juego la transmisión oral de las tradiciones raciales sino también la fortaleza de la relación humana, estrecha, armónica, superior y necesaria que debe existir, en China y en cualquier parte del mundo civilizado, entre padres e hijos. Entre nuestras amistades, contamos con algunos padres de familia que dicen con cierta torva ironía: "Con mi hijo converso sólo cuando necesita plata o viene a pedirme el coche". Otro, que no tiene hijo varón, dice con desconsuelo que "de lo único que oigo hablar a mi hija con su madre es sobre modelitos, peinados y las “hazañas eróticas – pecuniarias de las modelos de moda”. Sobre este carril, muchos hablan de los factores que resquebrajan la institución familiar, y mencionan el consumismo, la tiranía del trabajo, las actividades que alejan cada vez mas al hombre de su hogar y de su familia. Pero nadie habla de que pocos, o nadie, se acuerdan de DIALOGAR CON SUS HIJOS, de ahí la oportunidad de aquel cartel chino, que bien podríamos reproducir aquí, para rectificar un olvido cada vez mas disociante.
Mario Halley Mora - MHM

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