domingo, 25 de septiembre de 2011

Comentario i: El bala perdida


Comentario i: El bala perdida
Nos llama por teléfono un señor, y nos dice con agridulce ironía, que después de leer la semblanza de nuestro “personaje anodino” del domingo, ha llegado a la conclusión de que su hijo es precisamente ese, un personaje anodino, y que no “sabe si ponerse a reír o llorar” cuando analiza la cuestión. Nos conto, que, hablando con su señora, se preguntaron si el muchacho “tiene todo su juicio”, porque ya tiene 22 años, no trabaja, y se pasa tomando terere a la sombra “del tarumá de la plaza” con otros amigotes como él. Nos cuenta que al igual que nuestro “personaje anodino” del domingo, el también tiene hermanos “que toman la vida en serio”. Uno está en el Seminario, pues quiere ser sacerdote, otro estudia Notariado y ya trabaja en una Escribanía, y el tercero es cadete de curso avanzado. Pero él, el “hijo anodino” nunca se preocupo por nada, aunque hizo varios intentos que “mas parece cosa de loco”, como inscribirse en un curso por correspondencia para “detective”. Mas tarde, la “dio la taranta” de ser piloto civil y como el curso era caro, hurto la joyas de la madre y las vendió pero no resulto nada, porque por alguna razón le echaron del curso de pilotaje. Quiso ser bailarín, guitarrista, pero abandono enseguida. Se inscribió en un curso para mozos y no termino. Trabajo como operador en una emisora de radio y le echaron, o se fue por incapaz de ajustarse a un horario. Pidió plata al padre para comprar un camioncito y poner un trapiche encima para vender mosto helado, pero el adre se lo negó, con la seguridad de que el negocio” le iba a ir mal. Estuvo preso varias veces, porque hurto una colección de estampillas, porque trabajo de cobrador y se gastaba toda la plata ajena cobrada, porque retiro de una casa un televisor “para arreglar” y lo vendió. La relación que nos hizo este pobre padre es mucho más rica, imposible de detallar, pero lo importante es su pregunta: ¿Cómo es que teniendo cuatro hijos, que reciben igual trato, iguales oportunidades, iguales ayudas, iguales incentivos, unos “salen bien”, se encaminan y se encarrilan, y otros salen con el triste de convertirse en “bala perdida”, en fuentes de angustias para la madre, y en fuente de vergüenzas para el padre? Razones deben existir, pero este señor que nos llamó, al menos, no da con ellas
Mario  Halley Mora - MHM

No hay comentarios:

Publicar un comentario