domingo, 25 de septiembre de 2011

Comentario i : El perro - segunda parte


Comentario-i : El perro  - segunda parte
No hay que generalizar nos dice un buen amigo que comenta, de nuestra columna, la historia del hombre que amaba a su perro, Y tuvo que sacrificarlo . ..... Nuestro amigo hace algunos comentarios atractivos al respecto, resultados de su experiencia personal, porque él es muy aficionado a los perros. Dice que es cierto que en general, los hombres prefieren por compañía de perros grandes, cuanto más musculosos y bravos, mejor. "Porque ocurre - dice - que para el hombre, el perro es como el auto, le sirve para ratificar su masculinidad, y así como tener un auto poderoso satisface al ego masculino, o machista, también un perro bravo y peleón le produce el mismo efecto". Nos sorprende tan aguda observación, pero él no ha terminado aun. "Sin embargo - dice - hay hombres de pelo en pecho de los que no se puede sospechar tendencias feminoides, que se encariñan con esos perritos bellos e inútiles que reciben el nombre de falderos, como los "pequineses y caniches" que menciona tu artículo. Son animalitos muy afectuosos, tan inteligentes y leales, y, en el caso del pequinés, es injusto que le llames "perrito afeminado", porque sabrás que esa raza proviene de China, y que allá le llamaban el "perro león" no sólo por su aspecto, sino por su bravura. Además, en la China imperial, era considerado casi un animal sagrado, y era la única raza que recibía el privilegio de vivir en los palacios reales, donde hacía de guardián. Es más, aun hoy día muchos pequineses prácticamente se han suicidado saliendo a presentar pelea a perros mucho más grandes y bravos que se atrevieron a entrar en las casas donde habitan. Le dimos toda la razón, porque se da la casualidad de que somos dueños de un pequinés que si bien no perdió la vida, perdió un ojo en la tarea de hacer respetar sus dominios a un doberman vago, flaco, malhumorado y ladrón que anda por nuestro barrio. Finalmente, nuestro canofilo amigo, nos reitera aquello tan viejo de que el hombre es el mejor amigo del perro, por la mala costumbre que tienen las familias de Asunción de mimar un perro mientras sea cachorro y después olvidarse de él, exiliándolo a la calle. En fin, que cortamos la conversación con nuestro amigo, antes de que llevado por el entusiasmo perruno, nos endilguemos aquello de que “cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro”
Mario Halley Mora - MHM

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