domingo, 25 de septiembre de 2011

Comentario í: Ex combatiente de Vietnam


Comentario í: Ex combatiente de Vietnam
Hace un par de años, invitados por la agencia "efe", tuvimos el gusto de visitar Puerto Rico, el Estado Asociado a la Unión Norteamericana.  Allí, leyendo un diario, nos detuvimos en una noticia policial: un sujeto había violado a una niña de 9 años. La noticia ponía énfasis en que el violador era "ex ­combatiente de Vietnam". En otros diarios, estaba la misma noti­cia, y ninguno dejaba de mencionar lo de "ex - combatiente de Vietnam", como si tal condición formara parte del delito mismo. Preguntamos a un amigo por qué se insistía en aquella calidad de ex ­combatiente. - y si era, para la opinión pública, un atenuante o un agravante." Agravante, chico, me dijo, agravante". Poco después, me entere de que para la gran mayoría de la prensa, y de la opinión pública "liberal", el haber combatido en Vietnam no era una gloria, sino una verguenza, casi un certificado de criminalidad latente. Al respecto, recordamos tantas películas y tantas series de TV, donde las peores “taras” correspondían a "ex-combatientes de Vietnam" como en aquella película "Regreso sin Gloria". Nos pareció increíble que un pueblo diera así la espalda a sus propios soldados, pero así era. Sin embargo, últimamente fuimos a ver la película "Rambo". También es la historia de un soldado de Viet­nam que había caído prisionero y torturado por los vietcongs. Regresa lleno de amargura, cuenta que en el Aeropuerto, a su llegada a su Patria, no faltaron quienes le llamaran "asesino!", y va al campo a buscar paz. Cruza un pueblo y lo detiene el Sheriff. Como todavía viste su chaqueta militar, el Sheriff, le dice que vistiéndose así se está "buscando problema", y efectivamente, él mismo lo detiene, lo tortura, lo humilla, hasta que el hombre, en un acceso de furia, escapa, se arma de una metralleta y se refugia en el monte, donde es acosado como una fiera, pero como ha aprendido a combatir en Vietnam, mantiene a raya a toda la policía. Por fin, interviene su ex comandante, lo apacigua después de que en su furor, Rambo ha incendiado todo un pueblo, y en el desenlace, el hombre llora, llora como un  niño. No comprende nada. Su país le ha mandado a combatir contra un enemigo terrible y feroz, ha sufrido, ha sido torturado, le han dado una medalla al valor, pero su propio pueblo, solo le ofrece el rechazo y odio. Y de allí surge la gran contradicción de los Estados Unidos de hoy. La primera potencia de Occidente, pero por dentro . . . .
Mario Halley Mora - MHM

No hay comentarios:

Publicar un comentario