domingo, 25 de septiembre de 2011

Comentario í: ¿le gustan los perros?


Comentario í: ¿le gustan los perros?
Cuentan, yo no sé si como leyenda, que el banquero Morgan, que es como decir el mas banquero de los banqueros, o la expresión mas alta del ser banquero mundial, con todo lo que ello implica: mente fría, corazón monetizado, metalizado, ambición inconmensurable, inteligencia matemática y calculadora, habilidad para acumular en sus bolsillos lo que otros pierden, en fin, que el banquero Morgan tenía un método infalible para conocer a fondo a las personas, a las numerosísimas personas que se habrán llegado esperanzadas y angustiadas hasta su suntuoso despacho a solicitar el apoyo financiero para algún emprendimiento. El método consistía en invitarlo amablemente a sentarse, y a NO tocar de inmediato el tema del dinero, sino temas generales, la familia, la empresa, si le gustaba el golf, ó la pesca, o el bridge. Y en medio de ese amable coloquio, introducir sutilmente la pregunta clave que a él le interesaba: "¿Le gustan los perros?". Algunos, entusiastas de los pichichos se lanzaban a parlotear enseguida sobre la inteligencia de su terrier, o sobre la bravura de su pastor alemán, o sobre el fino olfato de su perro de caza. Otros, confesaban que los perros le eran completamente indiferentes, por no decir molestos. Y allí estaba la diferencia: el aficionado a los perros conseguía generalmente el préstamo, el indiferente, nunca. Al respecto, decía el banquero: "El hombre que ama a los perros no puede ser sino una persona honesta, responsable y cumplidora". Repetimos que no sabemos si la anécdota, que plagiamos de un viejo almanaque, es real o es simplemente una leyenda, pero en cualquiera de los casos, hay un fondo de verdad en su "mensaje", final, pues ocurre que el amor a los animales, es una vertiente del amor a la Naturaleza, as; como el amor a la Naturaleza es una forma de respetuosa admiración hacia la obra del Creador, y que una persona asi sensible, no puede ser nunca una mala persona. De ahÍ que nos inclinamos un poco a creer en la verdad de la anécdota, sobre todo, proviniendo de un banquero que jamás perdió un dólar en negocio alguno, y ganó millones en todos. Todo lo cual no quiere decir que el mismo Morgan baya sido un humanista enamorado del prójimo y de la projimidad, sino fríamente, profundamente conocedor de la naturaleza humana, porque en rigor de verdad, este hombre que media la honradez de los otros por su amor a los perros, el, personalmente, detestaba a los perros.
Mario Halley Mora - MHM

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