sábado, 1 de octubre de 2011

Comentario í: Almirante Rojas, siniestro personaje porteño

Menos mal que en la vecina y hermana Nación argentina todavía hay gente de juicio, y la muestra la da nada menos que el mismísimo Presidente, General Bignone, que manifestó enérgicamente que ltaipú nada tiene que ver con las inundaciones del litoral de su país, así como del Paraguay y parte del Uruguay. Necesaria réplica a las fantasiosas declaraciones del "experto" hídrico Almirante Rojas, que llevó su odio al Paraguay y a los paraguayos hasta la monumental tontería de pontificar que el Paraguay debía pagar indemnización a Argentina, por su parte en la represa en ltaipú, y "por consiguiente" en la "responsabilidad" por los desastres naturales. La opinión del Presidente argentino es en este sentido, clara, terminante y necesaria, porque la "prédica" patológicamente enfermiza del Almirante, ya había ganado las páginas de una prensa históricamente inclinada al denuesto contra todo lo paraguayo, infectando así a la opinión pública del país hermano, o por lo menos aparte de ella, de una suerte de gratuita irritación contra nuestro país al que se atribuía, junto con el Brasil, la culpa por los sufrimientos de las poblaciones del litoral fluvial argentino. Oportunamente, la misma Naturaleza, con esta desconocida furia con que se está desatando, ya ha destruido los falaces argumentos del Almirante Rojas, y como remate, y quizás como una tangente invitación a que el marino en retiro se calle la boca de una vez por todas, ha salido el General Bignone a poner las cosas en su lugar. ltaipú no es culpable de nada, ya que, como dijimos nosotros en alguna oportunidad, no "fabrica agua", sino ella viene de este cielo tormentoso que de pronto, se ha obscurecido sobre nuestra región, trayendo dolores y angustias tanto a argentinos como a paraguayos. Después de esto, es posible ya que la prensa argentina, aún la más tradicionalmente recalcitrante cuando se trata de condenar al Paraguay, pase por alto las "mascaradas de río revuelto" del siniestro personaje porteño, un hombre que no sólo está marginado por su propio país, por su propia arma, y también por la misma historia, que ya no quiere nutrirse de polvorientos rencores del pasado, sino encarar anchas avenidas de comprensión, cooperación y amistad entre pueblos vecinos v hermanos. Literalmente ahogado por la magnitud de los ACONTECIMIENTOS - PURAMENTE NATURALES, el Almirante Rojas ya nada tiene que decir. Y que su silencio sea en buena hora
Mario Halley Mora - MHM

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