lunes, 17 de octubre de 2011

Comentario í: Los tiempos idos


Don Fidencio es lo que se dice un personaje pintoresco. De muy avanzada edad, se ha detenido en" el tiempo, pero en el tiempo del ayer. Vive en el pasado, y hasta su vocabulario es antañón, nostálgico de tiempos idos, como cuando cuenta que tuvo que tomar un taxi, pero no dice taxi, sino "chapa blanca". Una vez, consintió por fin en modernizar el baño de su casa, y poner una ducha, pero él jamás llamó ducha a la ducha, sino "baño de lluvia", como se decía antes, en que la cosa consistía en un recipiente con agujeritos que se colgaba del techo. Ah, eso sí, modernizó el baño, pero la parte del "excusado", como corresponde, al fondo y a la derecha. Aunque parezca increíble, lo cierto es que todavía don Fidencio se afeita con navaja, y tiene colgado de un clavo el "asentador" de cuero que tiene por lo menos 50 años. Vaya uno a saber de dónde, todavía consigue en alguna perdida Farmacia el Tricofero de Barry, loción para la calvicie, y la loción que usa para después de afeitarse, no es el moderno "after shave", sino, según él, el "estracto para la cara". Cuando alguien le disgusta, lo califica de "cajetillo de m .... ", y para cuando pase el vendedor de diarios, siempre tiene el "níquel" a mano. Usa el mismo traje negro de hace cuarenta años, con los pantalones sostenidos por tirantes, dice que el limón es el mejor desodorante, conserva como una reliquia el último frasco de Gomina Brancato y recomienda a sus hijos que fortalezcan a los nietos con Aceite de Hígado de Bacalao del Dr. Scott. En sus conversaciones cuenta con orgullo que tenía un amigo "libre­pensador" de los que ya no existen, como no existen tampoco ya aquellos líricos y sabíos "anarcosindicalistas" de su juventud. Mira el presente, si nó con indiferencia, con desprecio, y le enferman los curas sin sotanas y '''las misas con guitarreada”, como las mujeres con pantalones y los jóvenes con melena. Atemorizado por este mundo que ya no conoce, se refugia en sus recuerdos y en su vocabulario de antaño, y solo deja entrar a 1983 en su intimidad, cuando a la hora del noticioso enciende su vieja radio "Philco", según él, para oir cómo este podrido mundo se va cayendo a pedazos. Así es don Fidencio. Todo un personaje, al fin de cuentas, fiel a sí mismo, fiel a su tiempo pasado.-
Mario Halley Mora - MHM

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