lunes, 17 de octubre de 2011

Comentario i: El guaraní es un idioma sabio.


Cuando oimos a un castizo parloteador del guaraní decir ñe'e yboty (florecimiento de la palabra) para designar la poesía, recordamos algún artículo anterior nuestro, en el que habíamos expresado la magnitud de nuestro espíritu maravillado por la sabiduría profunda que encierra el "dulce idioma de la raza materna" como suelen decir algunos animadores sin mucha imaginación y con mucha memoria. Y eso de la sabiduría no es cosa nuestra, sino de un estimado amigo suizo, que viajó al Paraguay con el único propósito de aprender la lengua, y hoy, después de comprenderlo y hablarlo, nos dice con toda convicción de que el guaraní es un idioma "sabio". En verdad, poca gimnasia mental hace falta para llegar a la misma conclusión, por el "contenido" que tienen palabras que hasta son elementales en los idiomas "cultos" como por ejemplo, padre y madre. En guaraní, padre es "rú" y madre "sy", pero ocurre que "rú" quiere decir también un verbo: traer. De modo que mi padre es raigalmente "el que me trajo", el que me dio la vida y rescató de las profundidades del "nó ser". Por su parte "sy" (madre) también quiere decir dolor, lo que nos lleva al aspecto más sublime de la maternidad, es decir, a la mujer que ofrenda su dolor como condición de que el hijo vea la luz. Otra palabra que dicha en guaraní nos lleva a desconcertantes reflexiones es el equivalente del "nada" español, y que en guaraní se dice Mba'e vé, o sea Mba'e (cosa) vé (más allá), de modo que cuando estamos diciendo "nada" en guaraní, estamos en realidad formulando un pensamiento filosófico que la "nada" es la cosa que está más allá del entendimiento, lo que no significa que no exista, sino que como seres humanos estamos limitados para comprenderla, tal como la "cosa" que está más allá del portal de la muerte. Y a propósito de la muerte, la idea de ella nos plantea siempre el interrogante de la existencia del alma, interrogante que el guaraní responde en forma afirmativa, con una palabra: aca (cabeza) contracción de ang (alma) y cang(hueso), o sea, que para nuestra raza madre, el alma tiene un receptáculo de hueso en la cabeza, y de paso, nos informa que el alma, cuya ubicación ha producido volúmenes enteros de ciencia, filosofía y religión, reside, al menos para nuestros ancestros guaraníes, en la mente, porque mi “cabeza” es el receptáculo de mi alma.
Mario Halley Mora - MHM

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